Muchas cosas en este mundo se han inventado o descubierto gracias a los errores. Un científico me comentaba hace unos días, ¿sabes qué es lo que hace avanzar a la ciencia? Y yo le respondí: la búsqueda de la verdad, tal vez. Él me comentó que desde un punto de vista epistemológico lo que hace avanzar a la ciencia es el error. Y me parece muy cierto e interesante, hay que buscar el error en las teorías, hipótesis o postulados actuales, hay que cuestionar siempre, todo es susceptible de mejora. Bueno, pues esta anécdota que les cuento viene muy al caso, en relación al origen de las famosas soletas.
En el condado de Saboya, en Venecia, en la Italia renacentista, todo estaba listo para la visita del rey de Francia. El maestro de ceremonias y encargado de la supervisión y organización de todo el banquete de bienvenida, no dormía desde hacía días. Le costaba conciliar el sueño porque en cuanto cerraba los ojos oía la voz histérica del duque de Saboya que lo urgía para presentar un platillo especial y original con qué halagar el paladar del Rey. Desesperado, una noche bajó a la cocina y la cocinera le ofreció un vaso de leche caliente y unos bizcochos que habían salido mal porque no había leudado la masa, es decir, había olvidado añadir levadura a la mezcla. Ella consideró que siendo tan planos nadie los querría y pensaba llevárselos a su nieto cubiertos de una capa de azúcar glass. El maestro aceptó gustoso la invitación y, tal fue la impresión causada por esos delicados bizcochos, que al día siguiente, tras una noche de sueño reparador, pidió a la cocinera que los repitiera para que formaran parte del ágape de bienvenida para el rey. El éxito en la corte fue rotundo, y pensó que… el duque con la boca llena de bizcochos no podía gritar.
Ésta podría ser la historia real de cómo se inventaron los deliciosos bizcochos Savoiardi, soletillas o soletas, como las llamamos nosotros, ya que sabemos que surgieron por primera vez en el Siglo XV en el ducado de Saboya con motivo de la visita del rey francés. La gracia que tienen es que son ligeros, esponjosos y muy fáciles y rápidos de preparar, perfectos para un desayuno de domingo o una merienda. Acompañados de un vaso de leche son perfectos.
Estas soletas forman parte de nuestra próxima receta, el delicioso "Tiramisú". ¿Quieres saber la historia de esta palabra y de la increíble historia que la acompaña? Nos vemos la próxima semana.
La receta: Soletas "Savoiardi"
La receta (20 soletas)
Procedimiento
* 3 huevos
* 100 g. de azúcar
* 75 g. de harina
* Azúcar glass para espolvorear
Se separan las claras de las yemas y se reservan. Se baten las claras a punto de nieve y se añade la mitad del azúcar sin dejar de batir. En otro bowl, se baten las yemas con la otra mitad de azúcar; se agrega la mezcla de yemas con azúcar (merengue) en forma envolvente, se añade la harina tamizándola directamente en la mezcla de a poco y se sigue mezclando en forma envolvente. Se pone en una manga o bolsa y en una charola con papel encerado se hacen las soletas (se pone una bolita y se baja la manga en forma de palo y se acaba en bolita).
Contenido Nutrimental
Porción 20.00 g .
Energía 52.00 Kcal.
Carbohidratos 7.50 g.
Grasas: 2.00 g.
Proteínas: 1.10 g.
Fibra: 0.10 g.
AGSat: 0.20 g.
Presentación :
Como postre, maridando con café o leche.
Me despido de "Los sabores de Fiore", "Cocinando con historia", y como siempre, les deseo un buen provecho. La comida se disfruta aún más junto a una buena compañía. No olviden visitarme en Facebook en "Los sabores de Fiore" y darle like.
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