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Los selfies

GILBERTO SERNA

A los laguneros de la vieja guardia no dejó de causarnos expectación, por decir lo menos, el uso de un neologismo que apareció con abundante frecuencia en las redes sociales, a partir de la celebración del certamen al que se le dio el nombre de Oscar en la ceremonia que fue transmitida vía electrónica a millones de hogares en el mundo. El esplendor con el que se rodea el certamen nos deja boquiabiertos: bellas artistas engalanan la gala en que (cada año se premian las mejores películas producidas por los estudios cinematográficos donde con toda pompa y circunstancia se lleva a cabo la función correspondiente (a cada año.) Las joyas y la ropa en la mayoría de los casos son proporcionadas por tiendas del ramo que aprovechan lo que no deja de ser un escaparate para mostrar lo que venden.

La palabra que se usa en las redes sociales es selfie que es una fotografía tomada por uno mismo, destinada a ser compartida en redes sociales, por lo común en grupo, como es el caso, vea la foto tomada por Ellen DeGeneres. que condujo con gran maestría el evento donde se llevó a efecto la entrega de las estatuillas del Oscar, en el teatro Dolby que repartió las pizzas a discreción (que cobró su importe entre los asistentes y que entregaría al repartidor un bono en dólares como propina), rompió un récord con su autorretrato, saturando twiter y aportándole frescura al evento.

Acá en nuestro país, con más pena que gloria, sale en twiter con la autofoto de Felipe Calderón en compañía de los ex Cardona de Uruguay, Alan García de Perú y Gaviria de Colombia, todos encorbatados y sonrientes como si la revolución les hubiera hecho justicia, lo malo de la foto es que nunca segundas partes fueron buenas. Frase proverbial atribuida a don Miguel de Cervantes Saavedra quien la ubica en el cuarto capítulo de la segunda parte de su afamado libro don Quijote de la Mancha. Con este adagio se intenta puntualizar que aquello que resultó bueno o exitoso en una primera etapa será difícil de repetir. El encanto de la primera fotografía con Ellen causó furor, la de los expresidentes es una mofa que carece del encanto de aquélla.

De fotografiarse los rostros se ha caído en el exceso del exhibicionismo mostrando el trasero en otro contexto que deja de lado la broma graciosa hasta parecer que se trata de un vodevil que va más allá de lo picaresco y no es que pequemos de pacatos que quizá lo seamos, según se vea, sino que con esa actitud de dejar de fotografiar el rostro se brinca a la parte baja donde la espalda se dice pierde su nombre. Aunque cabría decir que la idea de enseñar la parte pudenda del cuerpo se originó en los carros del Metro de París donde los muchachos procedían a bajarse los pantalones en medio de un vagón atiborrado de usuarios. El término exhibicionismo o apodysofilia es la inclinación de una persona a exponerse en público de forma espontánea y excesiva, no conlleva una penalidad a menos que se presente como una indecencia, cayendo entonces en un asunto legal: falta a la moral. Mostrar los glúteos en público o los pechos desnudos, como una broma, es considerado de muy mal gusto. En fin, un espectáculo para las grandes masas.

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