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Mala gestión, la amenaza

LA GESTIÓN OBSOLETA DEL AGUA ES EL PRINCIPAL PROBLEMA PARA LA DISTRIBUCIÓN DEL LÍQUIDO EN EL PAÍS

Complejo. En muchas poblaciones del país, el agua es un recurso escaso y que difícilmente llega a todos los ciudadanos.

Complejo. En muchas poblaciones del país, el agua es un recurso escaso y que difícilmente llega a todos los ciudadanos.

AGENCIA PAR

Los escenarios adversos en torno a la escasez del agua a futuro en México están más ligados a una gestión obsoleta e ineficaz del vital líquido, que a una lógica simple en donde el desabasto se agrava sólo con el aumento de la población.

Periódicos Asociados en Red (PAR), integrado por once rotativos de Jalisco, Veracruz, Coahuila, Distrito Federal, Durango, Sinaloa, Yucatán, Tabasco, Sonora y Baja California, realizó una investigación en 13 urbes del país sobre la gestión, uso y políticas de cuidado del agua.

Una lectura global arroja estas constantes: la mayor parte de la infraestructura en los estados ya cumplió su vida útil, por lo que se registran pérdidas por fugas de hasta el 40 por ciento. A esto se suma una mala administración basada en altos subsidios, poca eficiencia en el cobro y una estrategia focalizada en la sobreexplotación de acuíferos en vez de una política eficaz para promover el uso racional del agua. Mientras las autoridades locales buscan más acuíferos y pozos para explotar, no se atiende el uso racional y eficiente que podría mejorar las condiciones de abasto, la clave a futuro, según expertos.

Una consecuencia de esta problemática es que el suministro de agua bajó 28 por ciento a nivel nacional: mientras en 1996 cada mexicano disponía de 348 litros diarios, en el 2012 se redujo a 250 litros, según el Sistema Nacional de Información Ambiental y de Recursos Naturales. La caída se replica en tres cuartas partes de las entidades del país.

"La explotación de los acuíferos tiene un costo y sabemos que en muchas partes del país están bajando, sus cantidades no se están recuperando a la misma velocidad de extracción", estima Ron Sawyer, director de Sarar Transformación.

El miembro del Consejo Consultivo de la Asociación Internacional del Agua en México añade: "La situación puede llegar a ser todavía más complicada, estamos ya en un punto bastante frágil, hay una carencia de agua, su nivel de contaminación es también altísimo".

Pero la escasez no será el gran reto para continuar el suministro, sino la gobernanza en el ejercicio de los sistemas de agua y la implementación de políticas exitosas, a la fecha ausentes, que promuevan un consumo racionado.

"La caída en el suministro está muy ligada con la problemática de los sistemas de agua, con la falta de planeación e inversiones... Los municipios no tienen capacidad para prestar los servicios oportunamente", considera el director de la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento, Roberto Olivares.

Para Sawyer, el sector carece de una visión que promueva el tratamiento y reutilización del recurso hídrico.

A esto se suma la precaria cultura de agua que impera entre los usuarios: "No hay participación de los barrios y colonias en definir y entender la problemática y sus consecuencias, en buscar sus soluciones".

Ante ello, Petronilo Cortez Mejía, subcoordinador de Hidráulica Urbana del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, sugiere hacer un uso más eficiente del recurso, "es la única manera de asegurar el suministro en el futuro. Lo que hay que hacer es reducir el consumo doméstico, las pérdidas en las redes y reusar el agua, hacia allá tenemos que ir".

Las políticas públicas para la gestión y uso racional del agua no han tenido el impacto suficiente para alcanzar el estándar recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según la cual son necesarios entre 50 y 100 litros de agua al día por persona.

Ninguna de las 13 urbes contempladas en la investigación, cumple con este estándar: Hermosillo tiene un consumo per cápita de 421 litros al día mientras que el resto de ciudades como Guadalajara, Torreón o Tabasco, tiene un consumo de entre 200 y 300 litros diarios. Eso duplica la recomendación mundial y supera por mucho el de ciudades como Berlín (130 litros) o del Área Metropolitana de Barcelona (105 litros).

La cultura del agua apenas pinta en el presupuesto federal. El programa que, para este fin, operan los organismos locales, redujo su presupuesto de 39 a 26 millones de pesos, entre 2009 y 2013.

 SUBSIDIO AL AGUA, UNA POLÍTICA EQUIVOCADA

El alto costo del agua sigue, en muchas ciudades de México, sin reflejarse en el bolsillo del consumidor. Lo que abona a su desperdicio y a que el consumo por habitante duplique la recomendación de la Organización Mundial de la Salud.

En la última década, las tarifas han venido al alza: en ocho de cada 10 de las principales urbes del país la tarifa registró un incremento. La lista la encabeza Morelia, que vio crecer su tarifa 17 veces y el Distrito Federal, diez veces; no obstante, debido al subsidio, el poblador llega a pagar hasta la quinta parte del costo real por metro cúbico o menos.

"El pago del servicio nunca se ha cubierto de la manera en que debería cubrirse", estima Roberto Olivares, director de la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento (ANUES). Añade: "Los organismos operadores del agua han quedado a expensas de tarifas controladas por cabildos o congresos locales, que determinan los precios sin conocer las dificultades".

A esto, explica, se debe el desfase actual entre el costo de llevar un metro cúbico al ciudadano y el cobro por éste: "Existe un promedio de siete-ocho pesos de tarifa a nivel nacional, en un concepto de gestión integrada del agua cada metro cúbico está costando arriba de 30 pesos".

Por ello, y para estimular en la población un uso más sustentable del agua, considera necesario el incremento de la tarifa. "La gente no está enterada del valor que tiene el agua, del costo que representa para quien la produce… El agua en el país no tiene valor y mucho menos económico".

Cada localidad enfrenta el problema de abasto en diferentes niveles, pero sobre todo, con diferentes grados de responsabilidad según su situación privilegiada o escasez. Así, tenemos extremos: en Tabasco se cuenta con la tarifa más baja del agua a nivel nacional con 0.86 centavos (promedio) por metro cúbico, pero al municipio le cuesta 8.50 pesos llevar ese litro al ciudadano. La población, al tener agua barata y en abundancia (concentra 30 por ciento del recurso hídrico del país), dilapida con un consumo medio superior a 300 litros de agua por habitante al día.

La Ciudad de México, con graves problemas de abasto de agua, registra un consumo de 170 litros al día por habitante, cantidad que se reduce a 20 litros por los estratos de bajos ingresos. En la capital del país el costo real promedio, en 2014, de llevar un metro cúbico de agua a una persona es de 20 pesos, pero al ciudadano se le cobran únicamente 2.38. Es decir, el subsidio es de 17.62 pesos.

Para Ron Sawyer, miembro del Consejo Consultivo de la Asociación Internacional del Agua en México, el escalonamiento de las tarifas del agua es "necesario y realista".

El subcoordinador del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, Petronilo Cortez Mejía, explica por qué se han incrementado las tarifas: "La mayoría de los recursos operadores no tiene el recurso suficiente para cubrir sus altos costos de operación, las tarifas deben cubrir esos costos".

La ANUES propone un sistema financiero del agua que atienda el desfase y atraso de inversión en el sector. "No solamente tenemos que impactar la tarifa, sino también el presupuesto federal, estatal y municipal, reconociendo que el agua es un asunto de seguridad nacional".

En las últimas seis décadas, la disponibilidad de agua en el país pasó de 49.4 metros cúbicos por habitante al día en 1950 a 10.9 en 2013. Ante esta realidad y, debido a que cada vez resulta más costoso extraer, potabilizar y dotar de agua a la población, especialistas apremian conveniente incrementar las tarifas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son necesarios entre 50 y 100 litros de agua por persona al día para garantizar que se cubran las necesidades básicas. Para alcanzar la recomendación, son cada vez más las ciudades que buscan fórmulas para reducir el consumo del líquido vital. Entre las estrategias está el incremento del precio y los impuestos del agua, que en el caso de Copenhague (Dinamarca), consiguieron disminuir el consumo per cápita de 174 a 114 litros en dos décadas.

Con un consumo de agua de 105.8 litros por habitante, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) mantiene uno de los estándares más sustentables en toda Europa. En los últimos 13 años logró reducir la cifra una cuarta parte, cuando a inicios de 2000 ascendía a 132.8 litros.

La tendencia mundial: subir tarifas

Según un estudio de la Fundación Aquae, la disminución en el AMB se debe a la conciencia ciudadana y los esfuerzos en los hogares para evitar fugas y gastar menos agua, además de los avances tecnológicos. Resalta también el impuesto al agua para financiar las infraestructuras hidráulicas.

La tendencia mundial es el retiro de subsidios públicos, según el registro histórico de las tarifas. En Estados Unidos, éstas se incrementaron 7% este año, contra una tasa de inflación de 1.7%.

Christopher Gasson, editor de la revista Global Water Intelligence, que publica el Global Water Tariff Survey apuntó: "Los gobiernos de todo el mundo están empezando a darse cuenta de que subsidiar el agua es una mala idea. A pesar de que todos quisiéramos que fuera gratis, el hecho es que suministrar agua potable y lidiar con los costos de desperdicio es una terrible suma de dinero. Y costará más dinero en el futuro con la creciente frecuencia de sequías e inundaciones por el calentamiento global, así como por la continua disminución de las aguas subterráneas".

De acuerdo con el Global Water Tariff Survey 2014, el agua más cara del mundo es la de Aarhus, en Dinamarca. Por un metro cúbico de agua se paga 141 pesos. El índice publicado este año determinó que, en 355 ciudades, el costo promedio del metro cúbico fue de 30.7 pesos.

LITROS

de cada diez se pierden por el mal estado de la infraestructura.

250

LITROS

son los que dispone cada ciudadano diariamente en el país.

348

LITROS

son con los que contaba cada mexicano en el año 1996.

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