Mike Connolly pensaba que estaba siguiendo las reglas cabalmente cuando se disponía a regresar de unas vacaciones en Nueva York y fue al aeropuerto de LaGuardia con la pistola empacada.
Connolly, un ingeniero de Alabama de 65 años de edad, encerró con candado su pistola Ruger 22 en un contenedor duro, puso el contenedor en un equipaje registrado y le advirtió a la asistente sobre el contenido.
Fue entonces cuando lo esposaron y se lo llevaron a la cárcel, acusado de posesión ilegal de un arma.
Connolly fue una de 25 personas acusadas el año pasado de portar armas ilegalmente en los aeropuertos de LaGuardia o Kennedy. Y no se trata de nefastos criminales. Son, en su mayoría, ciudadanos decentes que pensaban equivocadamente que estaban haciendo todo según las reglas, al llevar sus pistolas antes de viajar.
A lo largo de los años, han quedado detenidos, por ejemplo, un boxeador profesional, un ejecutivo de una prestigiosa corporación, un ex guardaespaldas del primer ministro de Canadá y una mujer que llevaba siete meses de embarazo.
Tal aplicación de las leyes tiene una intención: dejar claro que las armas de fuego no son bienvenidas en Nueva York. Y el mensaje parece estar calando. Las autoridades sospechan que por eso la cantidad de arrestos en los aeropuertos de la ciudad han disminuido en más de la mitad en el 2013 comparado con los 51 del 2006.
Aun así, los que han sido arrestados sostienen que la política antiarmas en los aeropuertos de Nueva York es demasiado estricta. Agentes policiales en los aeropuertos de Massachusetts y Connecticut — estados donde también rigen duras leyes antiarmas — dicen que nunca han visto que alguien sea arrestado con armas en el aeropuerto si el arma está adecuadamente guardada.
En los casos de Nueva York, los cargos usualmente se reducen a infracciones menores si el propietario del arma demuestra que no tenía intención delictiva, no es detenido por infracción alguna en los seis meses siguientes, paga una multa de 250 dólares y deja que la pistola sea confiscada.
Pero antes de ello, el arrestado es llevado a una celda por ocho o 12 horas, es obligado a contratar a un abogado, y tiene que viajar a Nueva York para subsiguientes citas judiciales, gastos que al final pueden acumularse y ascender a más de 2,000 dólares. Expertos en el tema dicen que lo más recomendable en esos casos es llegar a un arreglo extrajudicial, pues el cargo mínimo es una felonía que conlleva una pena obligatoria de tres años y medio de cárcel, y una máxima de 15 años.
"Hay ocasiones en que el cliente está muy molesto y desea llevar el asunto al tribunal", explicó Martin Kane, un abogado en Queens que defiende a personas detenidas con armas en aeropuertos. "Probablemente el individuo pueda convencer al jurado, pero si no lo convence, su vida queda arruinada".
El fiscal general de Queens, Robert J. Masters, en cuyo distrito se encuentran ambos aeropuertos neoyorquinos, defiende la dureza de las medidas.
Masters advirtió que es cuestión de los viajeros enterarse de las leyes del estado. La Administración para la Seguridad en el Transporte (conocida por sus siglas en inglés, TSA) advierte además que si bien portar un arma al viajar es legal, el viajero debe estar enterado de las leyes sobre armas que rigen en el estado al que van a ir.
"Francamente, hay cierto elemento de irresponsabilidad en esto", dijo Masters. "Se trata de gente que está viajando y que sabe que las leyes sobre armas varían de estado a estado. ... Y tienen este temor, a pesar de que esta es la ciudad más segura de Estados Unidos, y piensan 'me llevaré el arma por si acaso'''.
Por lo general la policía en Nueva York arresta a toda persona que tenga un arma en un aeropuerto, independientemente de las circunstancias, y le deja a los fiscales la decisión de cómo manejar el caso, dijo Masters.
Añadió que casos muy sonados — como el del boxeador Robert Guerrero, quien eventualmente se declaró culpable de alteración del orden público por tener una pistola descargada en una caja en el aeropuerto JFK — le ayudan a transmitir el mensaje: "Si usted aprecia su pistola, déjela en casa".
Nick Johnson, profesor de la Escuela de Derecho Fordham y experto en leyes sobre tenencia de armas, observó que esos arrestos llegan a ser comentados en revistas y sitios de internet especializados sobre armas. Y esos artículos muchas veces van acompañados con consejos sobre cómo evitar ser arrestado.
"Cuando esos casos son publicitados en el mundo de las armas, salen artículos con recomendaciones sobre cómo llevar el arma cuando se está de viaje", señaló Johnson.
El año pasado, fueron confiscadas 1,813 armas de fuego en bolsas de mano de viajeros en Estados Unidos, por personal de la TSA, expresó.
Para Connolly, oriundo de Madison, Alabama, fueron sumamente irritantes su arresto, su noche en la cárcel y su pago de 4,000 dólares en pasajes aéreos y comisiones de abogados. Está ansioso por su día en la corte.
"¿A quién se le ocurre esposar a un hombre de 65 años por llevar una pistola guardada bajo llave? No lo entiendo", se quejó Connolly, quien dice haberse criado usando armas y que tiene varias.
