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¡Malala, nos están matando!

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE
"Si tienes miedo no puedes avanzar"— Malala Yousafzai

¿Quién no ha sido temerario en su juventud? ¿Deseoso de desafiar al sistema? ¿Estridente e incendiario? ¿Has buscado presionar los límites para ver hasta dónde aguantan? Tú, cuando eras chavo, ¿tiraste de la liga queriendo averiguar cuál era su punto de inflexión? ¿Rompiste reglas? Yo sí, más de una vez. Cientas de veces, de hecho.

Lo bailado nadie me lo quita; fueron cosas que tenía que vivir, límites que precisaban de ser rotos. Experiencias de juventud, finalmente. Y luego, maduré.

Ignoro qué tanto sepa Malala Yosafzai de lo que estamos viviendo en México pero intuyo que a partir de ayer, cuando recibió el Nobel de la Paz, se avocará a averiguarlo.

Una mente inquieta y curiosa como la suya, brincona y ávida de respuestas, no dejará pasar lo ocurrido en el marco de la entrega de los premios Nobel en Oslo, Noruega, cuando un joven mexicano la inquirió a gritos.

Adán Cortés Salas tiene 21 años y es estudiante de Filosofía y Letras en la UNAM. Su nombre de usuario en Twitter es @adan_cortes, y al momento de escribir estas líneas cuenta con 1, 500 seguidores. En la mañana, antes del incidente, apenas sumaba trescientos. Seguramente tras la notoriedad adquirida, ganará muchos más.

Dice su perfil en la red social lo siguiente: "Nunca me arrepiento de nada, nunca me quedo con ganas de nada (vaya que no), siempre aprendo de todo y de todos. Sonriendo, arriba y adelante".

En su avatar (imagen) aparece vestido con camisa sport a cuadros, abierta, gorra amarilla y jeans. Posa como galán. De fondo, el lago de Valle de Bravo, en el Estado de México. Adán sonríe. Está chavo, muy chavo.

"En protesta por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa" y burlando la seguridad de una ceremonia donde entre otros se dieron cita los miembros de la familia real, Adán Cortés, quien no fue invitado al evento, se acercó a la joven paquistaní portando una bandera de México teñida de rojo, y por segundos logró interrumpir el acto hasta que fue detenido por personal de la policía y puesto a disposición de la autoridad.

"Por favor, Malala, nos están matando, no te olvides de México", dijo, vino la súplica de un joven a otra.

Afán de protagonismo, acto de valentía, héroe o payaso, espontáneo o financiado por terceros: eso tú lo decides y lo juzgas, querido lector. Habrá roto el protocolo de una ceremonia donde no se tiene registro de actos de este tipo, pero en el fondo Adán, bien sabemos, no mintió ni dijo algo fuera de proporción.

En México de mil y un formas, nos están matando. Nos está matando el hambre, la desigualdad, la indolencia de una clase política que sólo ve para sí, se llena de dinero los bolsillos y olvida su misión de servir al pueblo. Nos están matando los fracasos del Gobierno, los tropiezos del presidente de la República y su equipo, nos está matando la frivolidad de la pareja presidencial, nos está matando el compadrazgo, los amarres, las licitaciones dudosas y las prebendas para los amigos cercanos. Nos está matando la ausencia de justicia y el estado de derecho.

Nos está matando la voracidad de los partidos políticos que cual cucarachas se multiplican y sirven de muy poco Nos está la matando el desinterés ciudadano, la falta de armonía entre los mexicanos, nos está matando la corrupción y el poder del crimen organizado que ya no respeta, que agarra parejo y secuestra, asesina y mantiene en vilo a la población. Nos está matando no contar con un sistema educativo a la altura, nos está matando el presente y la incertidumbre del futuro.

Sí Malala, México muere cada día, de formas distintas. Adán Cortés será joven e impulsivo, habrá cometido errores pero no mintió. De hecho, en un país donde con tal frecuencia se hace uso de la mentira para avanzar, quizá preferiría a chavos como Adán, un tanto desubicados pero al fin jóvenes que nos dicen la verdad por más cruenta o lacónica, aunque equivoquen las maneras y la rieguen así, como él.

El problema con Adán fueron sus formas. ¿El fondo? El fondo es lo que es…

Nos leemos en Twitter, sin lugar a dudas: @patoloquasto

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