EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Manos arriba

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Apenas el minutero del reloj había rebasado el punto más alto de su circunferencia; eran poco más de las nueve de la mañana. La reja de acero había sido levantada para permitir el acceso de las personas al área tradicionalmente diseñada para la atención comercial.

De pronto, dos jóvenes, de no mal vestir ni mucho menos, iniciaron las acciones de su plan. Un par de pistolas tipo escuadra fueron los instrumentos intimidatorios y vehículos al fin para el sometimiento, primero, de un guardia y luego de un elemento del área de limpieza, a quienes hicieron que se lanzaran al piso bocabajo. Uno de los dos se encargó de esa tarea, justo pasando la puerta de cristal. El otro se dirigió raudo a la caja, donde una compañera hacía los cortes habituales para iniciar las labores. Obvio, el hampón exigió el dinero, y la cajera, en su reacción natural quedó paralizada, apenas pudiendo entregar una parte de lo que tenía a la vista el delincuente.

Esta primera entrega no le satisfizo y entonces el asaltante pegó un brinco para librar el mostrador y personalmente tomar el dinero que había visto, pero que la primera agredida -en su parálisis- no había podido darle. Alrededor de la escena dos trabajadores padecieron el atraco, ya que los malandrines portaban armas causando un pánico general.

Un nuevo salto de quien violó el mostrador lo puso ya con libre acceso a la puerta y entonces, junto a su cómplice, salieron del edificio con su botín.

Esta es una descripción cercana, palabras más, palabras menos, de lo que ya se está haciendo habitual vivir en Torreón: el asalto a mano armada. Ahora le tocó a la matriz de El Siglo de Torreón, porque no hace mucho en otras ocasiones hemos padecido este tipo de circunstancias, pero éstas habían sucedido en sucursales.

Vaya, ayer para variar fue asaltada la sucursal de BBVA Bancomer, cercana al Nudo Mixteco. Este hecho destaca además por el grado de agresividad de los asaltantes, que no conformes con robar el dinero de las cajas, se dieron tiempo para atemorizar fuertemente a los clientes del banco que en ese momento ahí se encontraban y despojarlos de carteras, celulares y hasta relojes. Igualmente, una tienda de ropa, sito en calzada Colón casi esquina con Morelos, además de otros dos robos a casa-habitación; todo el mismo día.

También hubo otros eventos donde lograron atrapar a los maleantes en turno, tal y como sucedió en un atraco a Farmacias Guadalajara sucursal Senderos, donde la Policía aprehendió a tres sujetos. De igual forma, los gendarmes municipales lograron capturar a un tipo que había despojado de su bolso a una mujer, a la que había amenazado con un cuchillo, en la colonia Monte Real.

Las historias pueden seguir; lo que antes pudiera parecer increíble (ahora todo es posible en La Laguna) es que todos estos relatos de hechos transcurridos sucedieron en apenas tres días, y no pasa nada, más que la ya acostumbrada respuesta de las cínicas autoridades con rollos tipo: "aumentaremos la vigilancia en determinado sector" y con eso saben que apaciguan o creen que tranquilizan al sector en turno que está siendo violentado.

Es muy difícil prever qué sucederá en el futuro inmediato, pero es un hecho que en la Comarca Lagunera y particularmente en Torreón, cosa sencilla se ha convertido el cometer un asalto; simple y llanamente porque no hay temor alguno de que el asaltante pueda ser capturado. Ahí están los hechos, ahí están las cifras (busque respetado lector, la nota con las estadísticas precisas de los asaltos).

Esta nueva ola de robos a mano armada, naturalmente ha llegado a niveles alarmantes porque evidentemente la Policía municipal es incapaz de contenerlos, y en un segundo plano, la Policía ministerial - antes conocida como la Judicial- dependiente del Gobierno del Estado, atrapa a tan pocos asaltantes en ese gremio delincuencial, que el grado de inhibición para llevar a cabo delitos de esta índole es casi cero.

Así entonces, hay dos responsables directos de que Torreón sea tierra fértil para este tipo de atracos: Homero Ramos, procurador general del estado y Adelaido Flores, director de Seguridad Pública Municipal, cuyos cuerpos policiales están resultando totalmente inútiles para contener a los asaltantes de carrera y también a los espontáneos, que hoy campean a sus anchas en Torreón.

Claro que Adelaido y Homero tienen sus respectivos jefes, responsables últimos de la seguridad: el alcalde y el gobernador, pero éstos han sido tan hábiles para no salpicarse con estos temas, así como muchos otros que les competen, por lo que los ciudadanos de a pie aparentemente tendremos que estar listos para cuando nos digan: manos arriba.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 986340

elsiglo.mx