En las últimas fechas, en el mundo entero y sin excluir a México, se ha desatado una particular discusión en referencia a la legalización o no de la marihuana. Preguntémonos los porqués.
Pareciera que no se tuviera suficiente experiencia sobre sus efectos físicos y psicológicos conocidos como consecuencias de la drogadicción y pasáramos por alto el producto de investigaciones científicas muy serias, repetitivas e importantes.
Tampoco dejemos de lado la experiencia que nos ha dejado, a lo largo de los últimos cientos de años, lo aprendido por las sociedades del mundo, con su historia y los efectos sociales que se desencadenan con el consumo de la marihuana y otras drogas.
Sin embargo, a pesar de no ser tema nuevo, se ha retomado, dejándolo en reposo y volviéndolo a tomar, una y otra vez a lo largo de los años, particularmente desde el siglo anterior y lo que va del presente; bien pudiera pensarse que existe una relación directa con las nuevas formas de vivir y convivir de las sociedades.
Hoy, como nunca, se defiende la individualidad y la singularidad de las personas, en ocasiones por encima del colectivo con sus usos y costumbres. Esa, sin duda, es una de las causas.
Cada país ha tomado posturas diferentes, en general divididos en dos grandes grupos: quienes la proponen para su liberación en producción, venta y consumo, con disposiciones legales y reglamentarias que pretenden controlarla; y los que se oponen a que se autorice la venta indiscriminada, no expendiéndola aun declarándose adicto. Entre esas dos alternativas, hay quienes hablan de regulación indiscriminada y/o su uso en casos de investigación o con una prescripción médica.
Debo aclarar que los alcaloides que contiene la cannabis índica, producen efectos en el sistema nervioso central permitiendo la liberación de precursores y estimulantes que amainan el dolor, particularmente en casos de enfermos con patologías terminales. Tampoco esa es información novedosa, ya la conocían nuestros abuelos que la utilizaban mezclada con alcohol alcanforado y hasta peyote -cactus alucinógeno- loción que recomendaban fuera frotada en las partes afectadas, para los malestares musculares y las artritis dolorosas.
Las declaraciones mundiales sobre su uso son conocidas en el medio especializado; así, la ONU, a través de la Comisión de Estupefacientes declaró: "Estamos seriamente preocupados por las políticas y actividades a favor de la legalización de los estupefacientes y sustancias psicotrópicas ilícitas que no están de acuerdo con las disposiciones de los tratados internacionales".
Agregue que en 2001, en el Informe Anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, se criticó fuertemente la flexibilización de algunos estados federales de EUA y Canadá, en relación a su legislación sobre el consumo de tales tóxicos.
La cannabis está incluida en la lista de sustancias con características adictivas, considerado como muy serio y riesgoso el abuso que se puede cometer con ellas. Tampoco es información nueva, baste recordar que tan sólo unos cuantos años atrás, la jerga popular se refería a aquellos que sin control de sus impulsos agredían o irrespetaban normas y leyes sociales: "ha de andar marihuano", decían de tales sujetos o al dar opiniones disparatadas, comentaban "¿de cuál fumaste?", refiriéndose a la droga.
En medicina son conocidos sus efectos, desde el aumento de apetito, la taquicardia, resequedad de boca y membranas orofaringeas, conciencia obnubilada que incluye fallas en la percepción de lugar, tiempo y espacio, estados paranoides, ilusiones, alucinaciones y envalentonamiento, sólo por citar algunas.
A la larga produce daño del aparato respiratorio y favorece algunas otras patologías como asma y bronquitis debilitando el epitelio de todo el sistema; además, aletargamiento por destrucción neuronal y daño a fibras y sinapsis nerviosas. Puede producir estados de deshidratación y desnutrición por falta de consumo alimenticio adecuado. No olvide la pérdida de capacidades intelectuales.
En el campo de la salud mental aparecen estados de ansiedad, baja de autoestima, depresión y, con disposición genética, esquizofrenia.
Los consumidores, al perder el sentido de juicio, pueden cometer crímenes variados, desde robo o agresión, hasta asesinatos de personas.
La experiencia internacional ha demostrado estadísticamente que la legalización no ha beneficiado a los países que la distribuyen legalmente, aunque justo es escribir que tampoco se ha disminuido significativamente su uso, con lo que caen las argumentaciones contra el narcotráfico.
Habrá que esperar a que haya pasado el tiempo y se tengan más elementos para revalorar las consecuencias sociales.
Tenemos que preguntarnos los porqués y quiénes están interesados en su legalización. El Gobierno federal mexicano ha desechado la propuesta, aunque en algunos estados federales los partidarios de tal medida siguen insistiendo.
Es obvio que existen intereses del tipo político, donde los grupos minoritarios buscan hacer valer el principio de "sumando minorías podemos hacer mayoría" o la actitud desastrosa de buscar "el poder, a costa de lo que sea necesario". ¿Qué piensa?
ydarwich@ual.mx