¡LE DIJE TANTAS VECES QUE NO FUMARA!
Cuando se aprecia a un amigo, nos preocupa su salud, y es por eso que al verlo fumando, le pedí muchas veces que dejara ese vicio. Desde que estudiábamos en Monterrey, lo miré una y otra vez con el cigarrillo en la boca en medio de una nube de humo. Era un romántico soñador introvertido -le gustaba estar solo con sus pensamientos-. Me solicitó en más de una ocasión que le escribiera cartas a su novia que vivía en Torreón, pero por supuesto que él las firmaba con su propio nombre, y a cambio decoraba mis poesías con algún dibujo sobre un cartón para conservarlas.
Era muy inteligente, sabía dibujar como pocos y se veía con claridad que iba a ser un gran arquitecto. Sin embargo, los fines de semana se daba siempre una escapada a un bar de la localidad y acompañaba esas bocanadas de humo con varios caballitos de tequila mientras escuchaba canciones románticas de la estación "Radio Recuerdo" que lo hacían sufrir intensamente por esa lejanía con la mujer amada. Todos sabíamos que también la bebida le hacía mal por una enfermedad que tuvo desde la infancia, pero disfrutaba tanto las dos cosas, que nos daba pena seguir insistiendo. Cuando terminó la carrera, y siendo aún muy joven, la muerte lo sorprendió, y ya no tuvimos tiempo de tomarnos esa taza de café que tantas veces planeamos, pero somos muchos los que seguimos recordando al amigo, al romántico soñador, al que dibujaba muy bien, al que se las sabía de todas todas en álgebra y matemáticas, al enamorado de la vida, al que jamás se quejó, al que se acostumbró desde niño a enfrentarse con valor a la muerte, al que sabía que sus días estaban contados -pero que se propuso sacarles el máximo provecho con una sonrisa para seguir conservando la esperanza-.
Son muchos los jóvenes que fuman a pesar de los riesgos que tiene seguir con esa práctica nociva. Con el tiempo, su salud les cobrará factura y muchas veces será de consecuencias irreversibles. Es importante aclarar que no todos los carcinógenos (agentes causantes de cáncer) están prohibidos por la ley federal en los Estados Unidos. Y como la industria del tabaco tiene gran fuerza política junto con la influencia de los dueños de las máquinas de cigarrillos, el tabaco ha sido eximido de todas las leyes de seguridad y salud relativas a los agentes carcinógenos.
A los cigarrillos se les culpa de unas 125,000 muertes de norteamericanos con cáncer cada año. Estas son vidas que pudieran haberse salvado. Sin embargo, los cigarrillos matan a unos 350,000 americanos cada año. El hábito de fumar perjudica a casi todos los órganos del cuerpo. En general, el índice de muertes por cáncer se duplica en los fumadores empedernidos. El hábito de fumar también está asociado con el cáncer de la boca, faringe, laringe, esófago, páncreas, y leucemia mieloide aguda. Fumar aumenta sustancialmente el riesgo de enfermedades del corazón desarrollando enfermedades coronarias, la principal causa de muerte en los Estados Unidos.
En 7 segundos después de inhalar un cigarrillo, el cerebro recibe un "golpe" de nicotina. El fumador de una cajetilla y media de cigarrillos al día, recibe alrededor de 350 "golpes" de la droga nicotina al cerebro. Para disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas y pulmonares, el paciente tiene que dejar de fumar.
Nadie puede decir que dejar de fumar sea divertido o fácil. El que fuma sabe que todos los cigarrillos son malos para la salud, pero se justifica diciendo que el fumar es placentero para él, y algunos añaden que su padre fumó toda la vida y que nunca tuvo cáncer. Son muchos los que cuando dejan de fumar, se dan cuenta que ahora disfrutan más de la vida, del ejercicio y de la naturaleza. Ya no tienen ese mal sabor de boca, manchas en los dedos y dientes, así como mal aliento. Les sabe mejor la comida, dejan de estar roncos y ya no tienen esa tos persistente.
En épocas recientes he tenido otros amigos que han padecido cáncer de pulmón. Su muerte ha sido dolorosa y angustiante. Uno de ellos nos dijo en repetidas ocasiones que seguiría fumando hasta el último día de su vida, y así fue. Diariamente por las noches se le podía ver en el rincón de un bar consumiendo con desesperación cada uno de los cigarrillos que traía en la bolsa de la camisa, a pesar del cáncer avanzado de pulmón que tenía. Eso lo hacía feliz y no le importaba acelerar su muerte. Sabía que el daño ya estaba hecho, y jamás se arrepintió. Lo paradójico es que siempre traía un proyecto nuevo que lo entusiasmaba y lo compartía con sus amistades.
Si de verdad queremos vivir y vencer el cáncer, debemos hacer todo lo posible para lograrlo. Fumar no ayuda a nadie y daña gravemente a las personas que vivan con nosotros. Usted es el único que tiene "el poder" para tomar esa importante decisión que puede llegar a salvarle la vida.
Siguiendo el método de los Alcohólicos Anónimos que ha demostrado su efectividad en todo el mundo, los fumadores pueden dejar de fumar "solo" por el día de hoy… mañana harán la misma promesa.
Jacobozarzar@yahoo.com