Enamorados. Con orgullo y amor, Francisca y Jesús muestran una reciente fotografía en la que aparecen con sus nietos.
La aventura de su amor comenzó hace más de 50 años. Antes y durante su matrimonio, han superado duras pruebas, las cuales sólo han afianzado el amor entre Francisca Mejía y Jesús Alcalá.
Hoy son padres de tres hombres y dos mujeres, ya profesionistas y quienes les han regalado cuatro nietos, quienes ahora se han convertido en su mayor tesoro.
Su historia comenzó a escribirse en 1962. Don Jesús, recuerda que fue en su natal Matamoros, Coahuila en donde Cupido logró flechar el corazón de ambos.
Mientras Jesús cuenta su historia de amor, doña Francisca lo escucha atenta como volviendo a vivir aquellos bellos momentos.
EL FLECHAZO
Emocionado, don Jesús cuenta que fue en la Plaza Principal de aquella ciudad, en donde se vieron por primera vez. Aunque ambas familias eran muy conocidas, ellos no habían cruzado sus miradas.
El motivo, eran los recorridos que hacían rumbo a la escuela de Taquimecanografía, a la que asistían ambos, pero no en el mismo salón.
Doña Francisca siempre iba acompañada por una de sus amigas de nombre Ofelia, con quien aún pasa momentos agradables acompañados por una rica taza de café.
Pero en poco tiempo, don Jesús ocupó el lugar de aquella buena amiga. Sólo bastaron tres semanas para que conquistara el amor de doña Francisca. Y fue entre los meses de febrero y marzo, que se hicieron novios.
Cuando el amor comenzaba a crecer, un viaje inesperado de Francisca lo puso a prueba. Su madre, se la llevaba al Paso, Texas para visitar a unos familiares.
Los días pasaban y Jesús se volvía más impaciente. "Le mandé como 200 cartas en ese tiempo", cuenta. Tanto para él como para Francisca, fueron cuatro meses casi interminables.
Viendo la tristeza que se acumulaba en su corazón por la ausencia de su amada novia, la familia de don Jesús lo llevó a un rancho cercano para que conociera a una hermosa joven. "Era bellísima", reconoce don Jesús, pero esa sería la única vez que la vería, pues Francisca regresaba de ese largo viaje.
HACIA EL ALTAR
Y fue precisamente su ausencia, lo que animó a Jesús a tomar la decisión de no separarse nunca más de ella. "Le propuse si se iba conmigo, porque eran muy pobres las dos familias, pero ella me dijo que mejor nos casáramos". Gracias al trabajo que había conseguido en el Seguro Social, en donde permaneció por más de 30 años, se pudo ofrecer una bella ceremonia.
Aunque los enamorados ya habían decidido casarse, aún faltaba que el padre de la novia don Eusebio Mejía, diera su consentimiento. Debido a su carácter fuerte, el padre de Jesús, quien era peluquero, tenía entre su clientela al presidente municipal, a quien le pidió que lo acompañara a pedir la mano de la novia de su hijo. Pero también pidió el apoyo de un médico de la ciudad.
Después de una charla amena, pidieron la mano de doña Francisca. Pero según la costumbre de aquellos días, el sí no lo obtuvieron en esa ocasión, sino hasta 15 días después.
Los nervios nunca se apoderaron de la pareja hasta ese domingo 7 de julio de 1963. "No existe una receta secreta", dice el matrimonio Alcalá Mejía, quienes están por cumplir 51 años de felicidad, "lo único que recomendamos a las parejas actuales, es la tolerancia y mucha paciencia", ingredientes que aseguran son esenciales en cualquier relación.
MENSAJE DE AMOR
Doña Francisca y don Jesús rompen el mito de que con la llegada de los hijos, el amor se esfuma. "Al contrario, nos une más", dice doña Francisca.
Para don Jesús el nacimiento de sus cinco hijos: Jesús Eduardo, Gloria Elena, Sergio Antonio, Brenda Rosa Guadalupe y Francisco Ricardo. "El nacimiento de cada uno de ellos, fue lo máximo", dice emocionado don Jesús, mientras doña Francisca sonríe.
Ahora esos cinco hijos, les han regalado cuatro nietos: Jesús, Dolores, Eleonor, Larisa y Brenda.
La historia de don Jesús y doña Francisca se seguirá escribiendo "hasta que la muerte los separe".