Más que sólo un gusto
Tensiones, estrés, ansiedad y otros padecimientos pueden provocar dolores de espalda, cuello, molestias y otros malestares en el cuerpo. Estas situaciones son muy comunes en hombres y mujeres, sobre todo aquellos que se dejan presionar por lo que sucede día a día, descuidando su cuerpo y salud. Tal vez has escuchado que una visita al spa ayuda a relajarte y sobre todo consentirte, pero eso no lo es todo, los beneficios van más allá de sólo sentirte bien por fuera.
Primero ¡observa!
Antes de realizarte algún tratamiento en un spa es muy importante que observes bien el lugar donde te diriges. El spa perfecto debe ser limpio y contar con buen equipo, como bañeras de hidromasaje, saunas y salas de vapor, las cuales también deben contener una buena higiene. Hoy en día existen lugares particulares a dónde acudir e incluso, ciertos hoteles ya cuentan con sus propias instalaciones de spa para brindar un mejor servicio a quienes se hospedan.
La luz debe ser suave para poderla tolerar y en cuanto a la música ésta debe ser relajante. Para comenzar, puedes optar por elegir un paquete o tratamiento básico y analizar el trato de quienes te atienden así como el profesionalismo con el que trabajan, para ya después decidir si vale la pena regresar o probar con otros tratamientos.
Si algo no te gusta o no estás cómodo con la forma en que te atienden, no dudes en decirlo. Hay personas quienes disfrutan un masaje de cierta manera, pero no todos se sienten cómodos con ser tocados en determinadas partes del cuerpo durante los masajes; no te quedes callado, el terapista está ahí para escuchar y brindar el mejor servicio.
Beneficios del spa
De las técnicas más utilizadas que podemos encontrar en los spas es la hidroterapia, el cual está basado en el uso del agua aplicada a distintas temperaturas para manipular la temperatura corporal y dichas variaciones en el cuerpo mejoran las defensas, ayudan a eliminar toxinas y preparan al cuerpo para recibir mejor otros tratamientos. Se alternan chorros de agua fría y caliente a presión y en baños, lo cual permite activar las funciones vitales; el agua caliente provoca la dilatación de los vasos sanguíneos superficiales favoreciendo la circulación bajo la piel y el agua fría provoca lo contrario, la contracción de los vasos sanguíneos superficiales, favoreciendo la circulación interna y además brindando un relajante masaje. Además de lo antes mencionado, la hidroterapia eleva el metabolismo y previene la hipertensión. Otros tratamientos que se pueden encontrar en un spa tales como los masajes consiguen que el dolor y malestar desaparezcan, o al menos, disminuyan. En problemas óseos como la artritis el cual es una dolencia crónica y constante, se nota claramente cómo algunos tratamientos remiten el dolor y retrasan la expansión del padecimiento.
Los tratamientos dentro de un spa van más allá de de sólo físicos, también benefician a nivel psicológico, ya que las personas tienden aislarse del exterior, olvidándose del estrés y problemas de la vida diaria, consiguiendo una concentración total en su propio cuerpo y conectarse con uno mismo. Al suceder esta relajación, la mente también se relaja y cualquier malestar que acontece en ese momento desaparece. La frase “para verte y sentirte bien” es una realidad en el spa, ya que además de sentirte bien por dentro e incluso ayudar con ciertos padecimientos, por fuera denotas ese bienestar y salud interior. El aspecto exterior mejora considerablemente, se ve una tranquilidad, relajación y serenidad que trasmite la paz interna hacia el exterior. Además de ello, en diversos spas también se ofrecen tratamientos para la piel, de rejuvenecimiento, limpieza de cutis, mascarillas naturales, masajes reductores, anti celulíticos, entre otros.
Contraindicaciones
Algunos baños calientes y saunas no se recomiendan a personas diabéticas, con hipertensión o hipotensión, mujeres embarazadas, niños o ancianos, problemas de corazón, venosos crónicos, de circulación cerebral, insuficiencia venosa, trombosis, tensión arterial baja, arterial, glaucoma, tumores, enfermedades infecciosas como hongos, entre otras. Esto se debe a que tienen incidencia en el sistema circulatorio.
Por otro lado, los baños fríos no se recomiendan en personas que padecen ciática, inflamación pélvica, o que sean propensos a irritación de vejiga.
Lo ideal antes de acudir a cualquiera de estos tratamientos será visitar a un médico que observe la posibilidad de realizarlos o bien, buscar otro tipo de tratamientos relajantes que sean de menor riesgo para quienes padecen alguna enfermedad.
FUENTES: www.enbuenasmanos.com; www.universobelleza.com; www.spasalud.es; cosmetologas.com; www.ehowenespanol.com