Con las amenazas de mal tiempo evaporándose, Rory McIlroy resistió los embates de sus oponentes, y en una rápida sucesión de hoyos, restauró ayer su firme ventaja en el Abierto Británico, con un total de 200 golpes, 16 bajo par.
Luego que Rickie Fowler alcanzase a McIlroy, gracias a un duodécimo hoyo en dos golpes, el norirlandés replicó con un birdie de 10.7 metros en el 14 y un eagle en el 16.
Fowler tuvo bogeys en esos hoyos, y McIlroy salió del campo con una ronda de 68 golpes, 4 bajo par; y una ventaja de seis; la mayor luego de 54 hoyos en el Abierto Británico desde que Tiger Woods tuvo una similar en St. Andrews en el 2000.
Ese putt final para eagle tuvo el aire de un nocaut. McIlroy se acercó al green con evidente confianza. Cuando el putt cayó en el centro del hoyo, enderezó la espalda y celebró con el puño en alto.
Nadie ha perdido una ventaja de seis golpes en los 121 años que el Abierto se ha jugado en 72 hoyos. El joven golfista norirlandés no parece ser candidato para ser el primero.
