Con las recientes lluvias que azotaron a la Comarca Lagunera, se evidenció, una vez más, la carencia de un de drenaje pluvial eficiente en la mayor parte de la zona metropolitana y la dudosa calidad de los materiales que usan para tapar los baches de las calles.
Ninguna de las tres principales ciudades de la región se salvó de padecer por las inclemencias del tiempo.
Calles inundadas y llenas de hoyos se pueden apreciar prácticamente en cada colonia de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo.
Esta situación es en detrimento de todos los ciudadanos y de la imagen que se proyecta a los visitantes.
En Torreón cada que llueve es lo mismo: se inundan los bulevares Independencia, Constitución, Rodríguez Triana, Las Fuentes y la zona Centro. Y en Gómez Palacio y Lerdo las zonas rurales son las que más sufren además de los pasos a desnivel.
Ante la problemática, las autoridades municipales han reaccionado diciendo que se hace un análisis de los daños para aplicar recursos. El alcalde de Torreón, Miguel Ángel Riquelme, dijo que en Torreón se aplicaría un programa emergente antibaches -mismo que inició ayer- algo similar a lo que dijeron autoridades municipales de Gómez Palacio. Sin embargo, más allá de que se apliquen este tipo de programas que sólo son paliativos, las ciudades requieren de pavimentación completa, con materiales de buena calidad que sean resistentes a las altas temperaturas y a las lluvias, ya que por años se ha carecido de buenas vialidades.
Vivir en estas condiciones representan varios perjuicios para la ciudadanía, y el desarrollo económico regional.
Parques industriales inundados y dañados, calles llenas de baches y vías intransitables provocan que inversionistas se desanimen a instalar sus empresas, que las empresas ya instaladas vean afectada su operatividad, que los conductores corran el riesgo de accidentarse y un porcentaje considerable de ausentismo en las escuelas por los problemas que representan para los padres trasladar a sus hijos a veces desde distancias largas.
Cada año, para realizar las labores antibaches, la Junta de Mejoras Materiales invierte 7 millones de pesos en toda la ciudad, cantidad que a la vista resulta insuficiente. Respecto al programa estatal “Ahí viene el bacheador”, poco se conoce la forma en que opera pues hasta la fecha la Secretaría de Infraestructura no ofrece los detalles.
De acuerdo a las autoridades municipales, de enero a septiembre de este año, se repararon cerca de 130 mil metros cuadrados de la carpeta asfáltica por baches ajenos a las labores del Simas pero no por daños ocasionados por lluvias. Tal superficie multiplicada por el costo por metro cuadrado da un total de 10 millones 400,000 pesos, cantidad que rebasa en más de un 30 por ciento el presupuesto anual para la reparación de los baches, de ahí que Riquelme anunciara el programa emergente, el cual parece más un “mejoral” que una solución de fondo. La realidad es que la ciudad amerita una mejor pavimentación y un sistema de drenaje pluvial que funcione.
