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México: su interno y su entorno

JULIO FAESLER

El mundo se mueve rápido. México también debe hacerlo. Las acciones mancomunadas que se están tomando en Michoacán y que todo el país ansiosamente presencia, podrán dar para discusiones legalistas sobre coherencias constitucionales. Lo que importa, sin embargo, es que prueban que hay voluntad en todas las partes para acabar lo antes posible con el marasmo en que ahí y en otras regiones de la República nos dejamos caer.

El país no quiere, al mismo tiempo, que el Congreso pierda el paso en la ingente tarea que tiene por delante. Con todas las fallas que exhibe la partidocracia dominante, es ella la que tiene que preparar las leyes secundarias que la Nación espera para que las reformas de estructura ya aprobadas produzcan, ahora sí, en serio, los tan buenos resultados que se le han prometido al pueblo mexicano. Si en lo interno logramos los dos puntos anteriores, México avanzará muy por delante de muchos países que se encuentran todavía atrasados en sus proyectos de desarrollo.

México sí puede progresar a paso redoblado. Tenemos los recursos y los medios para surgir. Hay que apretar el paso. No tenemos enemigos que desde fuera nos amenacen como otros países. En realidad no tenemos más enemigos que nosotros mismos.

En cuanto a lo externo, es bueno que sigamos cultivando la vasta gama de relaciones internacionales que hemos heredado de anteriores administraciones. Solos, no habremos de progresar. La reunión en La Habana hace unos días bajo el membrete de Celac demostró varias cosas:

Que tenemos una amplia lista de socios latinoamericanos, más larga que otras familias étnicas o regionales. Ningún otro grupo reúne, como se dijo hace unos días en La Habana, a 590 millones de población, con un mercado 20% mayor que la Unión Europea, y una envidiable base lingüística y cultural.

Contra los que dudan que América Latina sea un instrumento que nos beneficie, hay que considerar que sus lazos no son postizos. La heredad hispánica es una realidad que ata más similitudes que entre otros grupos regionales, más aun que los mismos europeos o los que puedan urdirse en Asia o África. La capacidad de comunicarnos fácilmente y la entrañable comunidad de antecedentes y experiencias que nos brinda la historia desde el Siglo XVI son de constante y renovada utilidad, esto no puede negarse.

En este foro continental la relación mexicana con Cuba revela un contexto muy diferente a la añeja amistad o la simpatía por su revolución. El vínculo servía como una carta que marcaba la independencia política que México defendía. Los nuevos tiempos llevarán a la relación a ajustarse hacia una de cooperación en asuntos de interés común, como materia petrolera. No sólo esto, sino a encontrar un contrapeso para equilibrar sus relaciones con los Estados Unidos.

La creciente apertura económica y política que el Presidente Raúl Castro está alentando inevitablemente tendrá repercusiones, matizándolas, en su relación con el bloque izquierdo que tiene con los países declaradamente socialistas de América Latina como Venezuela, Ecuador o Bolivia que, desde luego, están luchando para remediar sus problemas de desempleo y subdesarrollo.

El factor geográfico ya no es el mismo que antes cuando le servía a Cuba para ser una pieza estratégica dentro de la Guerra Fría. Ésta ya no existe ni se tiene Rusia por heredera de ella. Muy por el contrario, la vecindad geográfica con Estados Unidos determinará un desarrollo impresionante del turismo de este país hacia las múltiples atracciones cubanas que inevitablemente competirán con las de México, afectándose una muy principal fuente de nuestros ingresos.

En la variada membresía de CELAC, el gobierno de los hermanos Castro ya no encuentra un foro que avalar de programas que prolonguen las privaciones que el pueblo cubano lleva 55 años teniendo que aguantar. El ejemplo de las nuevas libertades económicas que los pueblos chino o el ruso, antes soviético, que hoy gozan es una inquietante alternativa a la lucha continuada por la utopía socialista. Recordemos que Celac no se fundó para eso.

En esta nueva situación, Cuba irá viendo la necesidad de una relación enteramente diferente a la que ha tenido que sostener en el pasado con los Estados Unidos.

Las realidades políticas y económicas conformarán una relación nueva con Washington que tendrá que ver con el turismo y la explotación petrolera que, por cierto, también tiene que compartir con nosotros. En esta nueva configuración de fuerzas Cuba encontrará en México un factor de utilidad más que en países latinoamericanos o europeos.

Las consideraciones anteriores apuntan a la urgencia para nuestro país de proceder a arreglar nuestros asuntos internos con la mayor rapidez posible para que pueda cumplir con toda firmeza y donosura sus importantes funciones en su vasto entorno geopolítico.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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