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México y el Índice Global de Terrorismo

MAURICIO MESCHOULAM

Hablar de terrorismo es, desafortunadamente, hablar de un fenómeno en crecimiento. Esa es la primera conclusión que puede extraerse de la última edición del Índice Global de Terrorismo, publicado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP). Las muertes por ataques terroristas se elevaron de 11 mil 133 en 2012 a casi 18 mil en 2013.

Mientras que 80 % de las víctimas por terrorismo se produce en sólo cinco países: Irak, Afganistán, Pakistán, Nigeria y Siria, en 2013 ya 55 países sufrieron al menos un ataque terrorista.

El índice detecta que el terrorismo es más probable de ocurrir en países en los que: (a) Existen hostilidades entre grupos étnicos, religiosos o lingüísticos, o (b) existe violencia patrocinada por el Estado, o bien (c) existen elevados niveles de otras clases de violencia, como lo es la violencia criminal.

El IEP afirma que las estrategias militares han demostrado ser ineficaces en el combate a este fenómeno. De hecho muy probablemente han contribuido a su incremento. La concentración de la mayor cantidad de ataques terroristas se da en cuatro de los países que tienen o tuvieron algún tipo de relación con la guerra contra el terrorismo implementada desde 2001 por EU. En cambio, las estrategias más eficaces en la reducción del terrorismo son por un lado el empleo adecuado de las policías, y por el otro, establecer procesos políticos de paz que reducen la radicalización.

México está ubicado en el número 32 en el índice, y es mencionado como uno de los países con mayor riesgo de experimentar ataques terroristas. Al respecto, podríamos agregar que: (1) El IEP clasifica las explosiones de Pemex en 2013 como un ataque terrorista que causó 37 muertes. Ello es, cuando menos, cuestionable. El IEP ha indicado que el "atentado" ha sido reivindicado por un grupo ecoterrorista. Sin embargo, no contamos con evidencias suficientes, salvo declaraciones en Internet, como para refutar la tesis que hasta ahora las autoridades mexicanas han presentado, (2) Al margen de ello, en nuestro país sí ha habido casos en los que determinadas organizaciones criminales utilizan actos violentos como instrumentos para producir terror en actores y grupos sociales, con el objeto de impactar psicológicamente en las actitudes, opiniones y/o conductas de esos actores y grupos. En la mayor parte de estos casos se trata de un fenómeno híbrido que si bien no contiene todos los elementos del terrorismo clásico, sí contiene varios de ellos.

En suma, a pesar de que el terrorismo se concentra, en un 80 %, en cinco países, éste se presenta cada vez con mayor frecuencia en muchos otros, dentro de los cuáles México no se encuentra exento. El pensar que ese fenómeno se combate a través de estrategias militares, no ha hecho sino incrementarlo. Por lo tanto, en países como el nuestro necesitamos una enorme imaginación para entender con precisión las maneras en las que ciertas formas de este fenómeno se nos están presentando, y sobre todo, para idear los métodos más adecuados para reducir su frecuencia y amortizar el severo impacto psicológico que está teniendo en nuestra población.

Twitter: @maurimm

(Analista internacional)

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