Dolor. La marcha fue encabezada por una multitud de jóvenes cargados de duras consignas.
De Los Pinos al Zócalo. Desde las 4 de la tarde hasta las 8:30 de la noche. Por toda la avenida Reforma. Sobre toda la plaza de la Constitución. Una palabra extendida a lo largo de miles de voces: Ayotzinapa.
Allí comenzó, hace 39 días, la tragedia de 43 familias que ayer, por tercera ocasión, marcharon hacia la Plaza de la Constitución para exigir el regreso con vida de sus hijos secuestrados y advertir ahora: "No vamos a aceptar que salga el Presidente, en una conferencia que está por anunciar, a decir que nuestros hijos están muertos".
Desde un templete instalado frente a Palacio Nacional, los padres de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural, Raúl Isidro Burgos, se compartieron la palabra para denunciar la intención del Presidente de cerrar el caso antes de su próxima gira, denunciar amenazas en su contra y acusar la intención del gobierno de liberar a José Luis Abarca, expresidente municipal de Iguala, detenido la madrugada de ayer.
"En una reunión que tuvimos con el procurador nos dicen que Abarca es inocente, que porque estaba dormido y no se dio cuenta de nada", dijo uno los papás.
Durante el mitin, que arrancó con la lectura de los nombres de cada uno de los normalistas secuestrados, los padres lanzaron un llamado para pedir a los ciudadanos: "No nos dejen solos, queremos vivos a nuestros hijos, queremos justicia".
El reclamo levantó la voz de una multitud de jóvenes que iba llenando el Zócalo con pancartas, banderas y mantas con las siglas de sus escuelas: universidades y preparatorias, públicas y privadas, que alimentaron la manifestación, una de las más grandes que ha visto esta capital.
JUVENTUD, DOMINA
La de ayer fue una manifestación en la que dominaron los rostros jóvenes y descubiertos. Y una misma consigna: "Vivos se los llevaron, vivos los queremos".
Alrededor de Los Pinos, policías del DF resguardaban la seguridad, mientras comenzaban a partir los contingentes con rumbo al Zócalo, a donde arribó la vanguardia de la marcha a las 6:30 de la tarde.
Durante todo el trayecto, a la cuenta de 43, los contingentes corrían y coreaban: "¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos". Mientras, al otro lado de la plancha, los padres advertían: "Nada más decirle al señor Peña Nieto, que iba a firmar un convenio para que entrara la búsqueda internacional y no lo ha hecho".
"Que renuncie", pedían los manifestantes. "Que se vaya". "Que Peña Nieto se vaya de Los Pinos". "Que se largue a la basura donde ha tirado a nuestros hijos. Que se largue. No hay un gobierno que se preocupe por nuestro país", dijo otro de los padres. A lo largo de toda la marcha la exigencia se multiplicó entre los grupos de jóvenes que desplegaron ingenio para denunciar la incapacidad del gobierno federal en la búsqueda de los 43 normalistas.
"¡Ni PRI ni PAN ni PRD!", advertían los jóvenes a una clase política que no se atrevió a asistir a la manifestación, en la que participaron también organizaciones civiles, sindicatos y ciudadanos que arroparon la causa de las familias de Ayotzinapa.
En su mensaje, los familiares dijeron que sólo aceptarán los resultados de las pruebas que realizan los peritos argentinos. También convocaron a una nueva movilización nacional con epicentro en la Ciudad de México. "Para que cuando llegue Peña Nieto encuentre otro país".
La concentración concluyó después de las 9:30 de la noche, entre cientos de retratos y carteles con los rostros de los 43 normalistas que "vivos se llevaron y vivos los queremos".