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Millennials: Un concepto de vida digital

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Millennials: Un concepto de vida digital

Millennials: Un concepto de vida digital

Iván Hernández

Definir con rectitud ha sido una de las obsesiones del género humano. El nuevo milenio llegó con los rostros y las ideas de una generación que ve en la tecnología aquello que le permite ser. Son los nativos tecnológicos, la generación “Y” o bien, otro intento por descifrar a los herederos de la vieja escuela humana.

“Tengo más recuerdos que un hombre milenario”

Charles Baudelaire

Al ser humano le gusta definir, aunque lo haga mal. Con los sentimientos pasa todo el tiempo, como aquello del amar y querer no es igual. El hombre, y la mujer, van por el tiempo construyendo conceptos que pretenden facilitar su vida interior, la visión del devenir y la expectativa del futuro.

Un ejercicio habitual de quienes gustan de conectar las pequeñas células grises consiste en poner marcas en el camino, ya sea en el calendario con su antes y después de Cristo, o en el terreno de los siglos con sus edades antigua, media, renacentista, moderna, contemporánea, posmoderna.

El mundo de las artes ha sido especialmente prolífico a la hora de dar entrada a un cúmulo de denominaciones que ubican a tal pintor como prerrafaelita, a tal poeta como romántico, a tal arquitecto como barroco y así…

Ponerle una etiqueta a todo adquiere el rango de obsesión. Sin ir más lejos en las eras, el siglo XX fue dividido en cinco rebanadas, en cinco denominadores comunes impuestos a los que pasaron por esos cien años de conflictos, de prodigios tecnológicos, de un nuevo orden mundial y demás, hasta desembocar en una generación de “nativos digitales”, jóvenes que recibieron al nuevo milenio con la promesa de hacerse cargo del planeta en las próximas décadas, una millonaria multitud de especialistas en el uso de las tecnologías de la información, emprendedores talentosos, poco aptos para los trabajos que implican una eficiente y absoluta falta de creatividad, la generación más educada de la historia: los millennials.

Contexto histórico

Se dice que los nombres de las generaciones son acuñados por la cultura popular, pero un análisis elemental basta para enterarse de que se extraen de diversas fuentes. Un libro, un artículo de una revista, un acontecimiento histórico, un cambio demográfico o social vertiginoso, o una cifra con tres ceros en el calendario pueden servir como inspiración para el bautizo de un grupo de seres humanos.

Para Roberto López Franco, psicólogo con orientación en lo social, la obsesión de los seres humanos con definir parte de la necesidad de darle sentido a su corta vida, tan llena de experiencias subjetivas en su mayoría. El género humano etiqueta para cerrar un aparente círculo que contiene estilos de vida, adelantos científicos y tecnológicos, cambios en las percepciones de la religiosidad, la ideología, la política, las artes, cambios en lo erótico, lo sensual y lo sexual. El 'cambio' es una palabra clave.

Sergio Contreras, master en Sociedad de la Información por la Universidad Oberta de Cataluña, considera que los nombres generacionales son productos de la academia, de las ciencias sociales en su intento por comprender a las personas nacidas durante determinados períodos de tiempo para establecer rasgos que los identifiquen.

Los millennials también son conocidos como la generación “Y”. El primer nombre tiene un punto de llegada: un millennial es quien alcanzó la mayoría de edad en los años cercanos a la inauguración del nuevo milenio; la segunda denominación tiene un punto de partida ya que los jóvenes “Y” vinieron a suceder a los integrantes de la generación “X”, quienes a su vez, dieron de baja a los Baby Boomers, estos últimos fueron los herederos de los Silents engendrados por la Greatest Generation.

Desde el extremo que se mire, la generación “Y” es la de aquellos que nacieron en los ochenta (algunos autores y estudios incluyen los últimos años de los setenta) y hasta el año 1995 (aunque algunos autores y estudios marcan la línea en el 94 o en el mismo año 2000) del siglo pasado. Según un cálculo de la revista Time, hay poco más de mil 700 millones de millennials en el mundo.

Ellos han engendrado a buena parte de la llamada Generación “Z”, quienes nacieron a partir de la segunda mitad de los noventa y son completamente nativos digitales. Las principales diferencias entre la “Y” y la “Z”, pasan, o al menos eso afirman diversos estudios y artículos de opinión disponibles en innternet, por la madurez intelectual (la tecnología abonó con mayor fuerza el cerebro de los nacidos en el umbral del nuevo milenio); el impulso emprendedor de los “Z” también es mayor, al igual que la propensión al reciclaje y la preocupación por la estabilidad económica.

De acuerdo con Sergio Contreras, el concepto de 'nativos digitales' fue propuesto por Marc Prensky en 2011 como resultado de observar científicamente a estudiantes de los Estados Unidos. La etiqueta surgió tras concluir que los alumnos de hoy en día son la primera generación que vive con la nueva tecnología e internet como base. De esa manera, los nativos digitales serían todos aquellos nacidos después de 1993, año en que se liberó la red de redes para su uso social. Con esa definición, quedarían fuera de la categoría un buen número de millennials.

Para aclarar lo anterior

Los hombres y mujeres “X” son los nacidos en el periodo de 1965 a 1980. La penúltima letra del abecedario le ganó la partida al otro nombre que tenían asignado: la generación Baby bust' Entre los rasgos distintivos asociados con estos ciudadanos se destacan la resistencia al trabajo en equipo y la inteligencia que prefiere actuar en solitario, además de una sólida apatía que también les valió el seudónimo de generación perdida a causa de las recesiones económicas, el empobrecimiento de grandes sectores de la población mundial y demás eventos que podrían resumirse en la frase “cuando deje de ser joven seguiré siendo precario”.

Son los herederos del nuevo orden mundial surgido de la Segunda Guerra Mundial; alcanzaron la madurez en las postrimerías de la guerra fría, fueron llevados por la corriente triunfal del capitalismo, la expansión del consumismo y la llegada de internet.

El otro nombre, Baby bust se cocinó a partir de un descenso en los índices de natalidad en el mundo a partir de la segunda mitad de los años sesenta; con dicho apelativo se hacía referencia al grupo que les precedió: los Baby Boomers.

El boom de fertilidad comenzó en 1946, al final de la Segunda Guerra Mundial había que repoblar, y se interrumpió a partir de 1964 con el inicio de las campañas de control natal estimuladas por los mercados. La cuestión demográfica, pues, fue la madrina de esta generación.

Los responsables de la bomba de natalidad fueron la generación Silent, nacidos de 1928 a 1945, niños que llegaron bajo los malos auspicios de la gran depresión y de la Segunda Guerra Mundial. El adjetivo Silent (silente, silencioso) hace referencia a las actitudes cívica y conformista de los menores que crecieron entre la precariedad económica y la guerra de las potencias mundiales.

Además, el nombre también forma un contraste con el ruidoso despliegue antisistema de los niños boom con su verano francés y sus movimientos para reivindicar los derechos humanos y sociales.

Ya para terminar, por el otro extremo, el siglo pasado, antes de todos los anteriores existió la Greatest Generation, con partidas de nacimiento anteriores a 1928. Se trata, visión aliada mediante, de la generación que salvó al mundo en su juventud: pelearon y ganaron la Segunda Guerra Mundial.

Ser o no ser un adulto del milenio

El planteamiento es el siguiente: las generaciones, como las personas, tienen personalidades bien definidas. Una investigación del Pew Research Center (PRC) realizada en 2010 tenía por fin extraer de la colectividad los rasgos comunes de los millennials.

Para comenzar con algo bonito, en el estudio se afirma que los adultos del nuevo milenio abrazan múltiples formas de autoexpresión: tres de cada cuatro han creado un perfil o un portal de internet; uno de cada cinco ha 'posteado' un video de sí mismo en la red; cuatro de cada diez tienen al menos un tatuaje y uno de cada cuatro lleva un piercing en alguna parte del cuerpo, sin contar el de la oreja.

La nota mala de la investigación se dio en el ámbito económico. En el momento de la encuesta el 37 por ciento de la generación más educada de la historia estaba desempleada o fuera de la población económicamente activa, se trata del porcentaje más alto para el grupo de edad entre los 18 y los 29 años de edad en más de tres décadas.

Los millennials optimistas deberían leer la siguiente frase del PRC: “La gente joven que se gradúa del colegio en un entorno económico malo típicamente sufre consecuencias de largo plazo, efectos en sus carreras y en sus ingresos que pueden durar hasta quince años”.

El Pew Research Center comenzó a seguirle la pista a los millennials en 2006 y en cuatro años reunió evidencia suficiente para concluir que la generación “Y” es la primera de la historia en estar “siempre conectada”. Iniciados desde temprana edad en la tecnología digital, los nacidos en los ochenta y la primera mitad de los noventa crecieron comprando equipos multitareas y han hecho de los gadgets extensiones de su cuerpo y de su mente, con las ventajas y los perjuicios que esto acarrea.

La etiqueta de 'nativo digital', no está exenta de polémicas. Según López Franco se trata de un término puesto en la agenda por quienes detentan el poder y toman las decisiones acerca de los conceptos y términos que identifican a una generación. El resto, los usuarios, son simplemente partícipes de un mundo interactivo que “los lleva a vivir inconscientemente las experiencias digitales”, son el conjunto al que se aplica una denominación que simboliza el momento ideológico, económico y cultural: la globalización.

Para identificar a un millennial ponga atención al siguiente cuadro: son los adultos jóvenes que duermen con el celular brillando cerca de la almohada, llevan años poseídos por la mensajería instantánea, la telefonía celular y los correos electrónicos, siempre andan con canciones en la cabeza (por lo general en formato mp3), hablan frecuentemente de las noticias o de los videos que vieron, dedican parte del día a los videojuegos y tienen una canción para despertar a la realidad cada mañana. A estas alturas de la vida puede que la descripción anterior no sea una fuente de luz extraordinaria.

Y es que, como explica Sergio Contreras, el mundo digital es un nuevo mundo, la Internet es un invento que ha producido cambios revolucionarios sobre la vida material con mayor profundidad que, los que originó, por ejemplo, la imprenta de Gutenberg.

“La galaxia de internet no existía antes de su creación (…), todo aquello que transita de la realidad o de las ideas a lo virtual, forma parte de un nuevo escenario que antes no existía”, dice el especialista en Sociedad de la Información.

La cultura humana de los 'nativos digitales', dice, proviene de algo existente, por ejemplo, el lenguaje o la forma en la que se establecen relaciones sociales, solamente que en las comunidades digitales tanto el lenguaje como la sociabilidad tienen nuevas formas de significación: las formas de escribir, enamorar, hacer amistad o de establecer contacto humano, se han amplificado.

Implicaciones sociales y políticas

Siguiendo a Sergio Conteras, las nuevas tecnologías han venido a modificar el panorama de la producción humana. Su penetración puede analizarse apuntando a distintos aspectos, pero el calado no es uniforme. No pueden generalizarse sus beneficios, enumerar los efectos positivos o negativos dependerá del contexto de su aplicación.

Ilustrar mejor la viñeta requiere abordar un asunto escabroso: las implicaciones sociales de ser un adulto del nuevo milenio. Según el PRC los millennials creen que nunca son lo suficientemente cuidadosos cuando tratan con gente, es decir, su desconfianza hacia los demás es contundente.

Empero, son menos escépticos que sus predecesores con respecto a los gobiernos, aunque consideran que las autoridades deberían hacer más para resolver los problemas de siempre. Otros datos a tomar en cuenta: uno de cada cuatro no pertenece a ninguna religión, y en general, son menos religiosos que quienes los llevaban de la mano al templo. Otro común denominador del grupo es que sus integrantes mantienen relaciones cordiales con sus padres, miran hacia atrás y en el análisis retrospectivo encuentran que su adolescencia no generó confrontaciones con sus progenitores ni siquiera cercanas a las disputas de estos con los abuelos. Una triste característica más: los tiempos difíciles han orillado a uno de cada ocho de los millennials a regresar al hogar familiar.

En política, el PRC deja un margen de duda. No afirma, pero insinúa que los nacidos entre 1980 y 1995 son, quizá, la generación más identificada con el pensamiento político liberal. En general son menos proclives que sus mayores a respaldar una firme política de seguridad nacional; en contraparte, están más inclinados a apoyar una progresiva y doméstica agenda social.

Diferencias entre el pasado y el presente millennial

La perspectiva de López Franco sobre el asunto agrupa las diferencias entre los adultos milenarios y generaciones anteriores en tres niveles:

a) El entrenamiento y desarrollo cognitivo perceptual.- Antes de 1980 era tradicional que los procesos para la creación (y desarrollo) de la inteligencia y la formación de concepciones se originaran en la familia y la comunidad; la religión, la educación y la política tenían una influencia decisiva. La adopción de actitudes y comportamientos se regía por estereotipos y era altamente predecible.

b) El acceso a nuevas tecnologías.- Los avances tecnológicos sólo estaban al alcance de un sector social reducido y económicamente poderoso. En 1980 comenzó una democratización en el uso de dispositivos, aunque se mantiene un halo de elitismo. Además, el desarrollo de habilidades anterior a la década de los ochenta estaba delimitado de acuerdo con las necesidades de la planta productiva de cada país; los adultos del nuevo milenio, en cambio, crecieron en un entorno polisémico, plural, que pone el acento en el manejo de herramientas multimedia y en desarrollar una habilidad cognitiva especial para comprender la realidad digital.

c) Antes de 1989 había una sociedad comunitaria y una sociedad orgánica. Se mantenían fuertes lazos de amistad, de afecto, de interacciones sociales amplias, profundas. De ahí surgía un sentido claro sobre la vida y el futuro. Instituciones como la familia o la iglesia, además de moldes como los tipos de noviazgo o de comportamiento sexual trazaban los caminos trillados de las personas. Los millennials comenzaron a formar un mundo sin referentes claros de identidad. Los anclajes han ido desapareciendo para dar acceso a una sociedad del miedo en la que se puede vivir aislado, sin más compañía que la procurada a través de dispositivos digitales.

La perspectiva de Sergio Contreras coincide en que los integrantes de esta generación asumen la tecnología como parte de su vida: ven a la Internet como un espacio de libertad y realización social, realizan múltiples tareas al mismo tiempo utilizando diversos artefactos tecnológicos, el trabajo que pueden desarrollar es flexible, prefieren el entorno electrónico sobre el espacio físico real, y emplean una gran cantidad de herramientas (desde aplicaciones, edición de videos, usos de blogs, publicaciones en redes sociales, videojuegos, etcétera). Los nacidos en generaciones anteriores migran al uso tecnológico por necesidad; prefieren el libro escrito o la cultura de papel; tienden a la memorización y al conocimiento mediante la comprensión de ejemplos o la exploración de posibilidades por encima del uso tecnológico; desconfían de la capacidad democrática ofrecida por las redes y están acostumbrados al trabajo gerencial.

Millennials y su idea de consumo

El frenesí universitario de los nativos digitales tiene una explicación demoledora y negativa. Muchos de los nacidos entre 1980 y 1995 entraron al nivel superior después de los veinte años porque en el mercado laboral les dieron la espalda, el barco de la economía no les ofreció un puesto ni como polizontes. No obstante, el optimismo en cuanto al futuro económico de sus carteras y de sus naciones es mayor que el de sus predecesores.

Estudios más cercanos en el tiempo han sido más benignos con los adultos del milenio en términos económicos. Un análisis del Boston Consulting Group (BCG) publicado en 2012 expone que la generación Millennial está conformada, tan sólo en Estados Unidos, por 79 millones de personas entre los 16 y los 34 años de edad.

Según el BCG, en los últimos años, los adultos milenarios del país vecino ya desembolsaron o influyeron en el gasto de cientos de miles de millones de dólares, dispendio que no hará sino aumentar a medida que vayan madurando.

Las expectativas de la generación “Y” son diferentes a las de sus predecesores, les gusta adoptar un papel activo en la formación de preferencias y tendencias, quieren influir en las opiniones y conductas de otros consumidores.

El BCG encontró una generación enganchada en consumir, un conjunto extremadamente cómodo con los avances científicos que hace de las herramientas tecnológicas una parte natural de su vida y de su trabajo; los adultos milenarios dedican buena parte de su tiempo en línea a subir contenidos muy personales, sus ideas y sus experiencias; gustan de rastrear productos y servicios, hacen comentarios descarnados, irónicos, monstruosos.

Las frases recurrentes de los millennials, según el BCG, son: “Lo quiero rápido y lo quiero ahora”, “Confío más en mis amigos que en los portavoces expertos de las empresas”, “Soy un ser social tanto en línea como fuera de ella”, y “Puedo hacer del mundo un mejor lugar”.

La generación del feedback

Según varios artículos, además de los estudios ya mencionados, los adultos milenarios prefieren no tener empleo antes que malgastar el tiempo en un trabajo que odian. Son partidarios de la ropa cómoda en el trabajo y exigen que en sus empresas se abra la puerta a la creatividad.

Su opinión muy personal es que los patrones podrían aprender mucho de ellos, además, son fanáticos del feedback, la retroalimentación como forma de pulir procesos y conseguir metas.

Son solidarios a la hora de prestar servicio social y educar a los mayores en el uso de tecnologías.

Empero, no consiguen, no sin problemas, adaptarse a los ambientes laborales de 'hoy', de manera que migran de trabajo constantemente o intentan emprender sus propios negocios. En Estados Unidos, por ejemplo, el Pew Research Center predijo que los millennials habrán cambiado de trabajo al menos quince veces antes de los 38 años de edad. La principal razón es que dejan de ver a su empleo como un reto.

El año pasado, la empresa Viacom International (VI) realizó un estudio en 32 países y una de sus conclusiones fue que la tecnología no define a la generación de los que alcanzaron la mayoría de edad con el cambio de milenio, pero es lo que le permite ser.

Viacom también encontró que la confianza en la autoridad y en la sociedad de los adultos ochenteros y noventeros es extremadamente baja, resultado que no empata con la visión ofrecida por otros estudios.

Según el mismo estudio la familia es la principal fuente de inspiración de los millennials, tanto que el 49 por ciento de ellos opina que su mejor amigo es algún familiar.

Fuera de los círculos personales, las celebridades, los deportistas y los maestros son las únicas figuras que proveen un nivel significativo de inspiración para la mentalidad de los nacidos en la parte final del siglo pasado. Sin embargo, la confianza de los nativos digitales recae en el círculo cercano y, en menor medida, en profesores.

Una característica destacada por Viacom: los adultos milenarios se definen como “orgullosamente Globalocales”, el 83 por ciento está orgulloso de su nacionalidad, un porcentaje menor (76 por ciento) afirma lo mismo sobre los valores y las tradiciones que les heredaron; no obstante, la curiosidad por conocer el mundo y la sensación de estar conectados al mismo son comunes al 88 por ciento de los ellos. Como generación, los adultos “Y” desean ser parte de “las tendencias, ideas, marcas e identidades globales siempre que puedan transformarlas de manera que tengan sentido y relevancia a nivel local”.

Como siempre, no todo es miel de optimismo para este colectivo. Según el estudio, el evento que más ha marcado y definido a la generación Y es la crisis económica mundial. Luego vienen los desastres naturales y el terrorismo. Para rematar, su sensación de inseguridad es fuerte, especialmente en el ámbito laboral.

El millennial mexicano

La opinión de Sergio Contreras es que la tecnología no ha cambiado a la sociedad, ni ha dotado de características específicas a los nativos digitales, son los propios usuarios quienes determinan si utilizan o no tal tecnología, así como el uso que recibe.

En México, no obstante, el millennial no es como lo pintan porque el principal requisito, el acceso a internet, no se da de manera casi natural, como requiere la descripción elemental de los adultos del milenio.

De acuerdo con el Censo de Población del INEGI 2010, México tiene más de treinta millones de millennials, es decir, nacidos entre 1980 y 1995. Un estudio de la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) indica que el país cerró 2013 con 51.2 millones de usuarios de internet, un trece por ciento más en comparación con 2012. El 39 por ciento de los usuarios, cerca de veinte millones de personas, son personas entre los 19 y los 34 años de edad, es decir, los adultos del cambio milenario. Un simple cálculo nos dice que alrededor de un tercio de los millennials en México no son usuarios de la red de redes.

El hogar sigue siendo el principal lugar de conexión en México, seguido del centro de trabajo. Apenas el 31 por ciento de los cibernautas mexicanos se conecta mediante un dispositivo móvil; 66 de cada cien usuarios tienen una conexión WiFi contratada. La 'laptop' y la computadora de escritorio se mantienen como los principales dispositivos de conexión. Los celulares inteligentes se ubican en el tercer lugar, cinco de cada diez navegantes de la red se conectan por esta vía. El correo electrónico es la principal actividad que realizan los internautas mexicanos. En 2013 por primera vez el uso de las redes sociales superó a la práctica de búsqueda de información.

El matiz de los millennials

Clay Shirky, profesor de la Universidad de Nueva York y experto en redes sociales, tiene una anécdota que refleja la necesidad de los millennials por contar con dispositivos que permitan la interacción. En una cena en casa de unos amigos, los anfitriones dejaron a la hija de cuatro años en la sala de la casa y le pusieron una película infantil para que se entretuviera mientras los adultos platicaban. Pasados unos minutos la niña se levantó y corrió hacia la parte posterior del televisor. Los amigos creyeron que su hija quería sacar el personaje de la pantalla, cuando le preguntaron qué buscaba la niña respondió: “el mouse”.

Con tanto que se dice sobre los millennials la conclusión lógica es que no todo puede ser cierto, pero no todo puede ser falso, quizá como ocurre con muchos de los temas humanos, la respuesta es una combinación de las anteriores, hay cosas ciertas en mayor o menor medida, igual que hay falsedades que aplican para unos y no para otros casos.

López Franco propone que la era digital ha potenciado aspectos como el desarrollo cognitivo perceptual de sus nativos y que estos han desarrollado múltiples habilidades cuyos efectos pueden observarse en muchos campos de la vida social, cultural y educativa. La calidad de los resultados, sin embargo, todavía está por medirse.

La digitalización también ha reclamado, según el catedrático, la disminución de las interacciones sociales y el deterioro de la vida familiar, laboral, religiosa y afectiva. Su postura es que no hay forma de frenar la dependencia de las tecnologías. A ese respecto, comenta, actualmente se están clasificando los indicadores para los trastornos psicológicos y psiquiátricos derivados del uso, abuso y adicción a las nuevas tecnologías. El potencial de aberraciones por descubrir, como siempre que el género humano se involucra en algo, es ilimitado.

“Hoy todo es virtual, los abrazos, los besos, el sexo, el amor”, dice el psicólogo de lo social.

Sergio Contreras también tiene claros los riesgos de sustituir la vida real por el plano de la fantasía en línea, la tierra prometida de los usuarios que despiertan en la madrugada para consultar su estado o de aquellos seres condicionados que sienten vibrar el celular en el bolsillo aunque la batería esté descargada.

“El exceso de uso tecnológico, tarde o temprano, puede llegar a generar una dependencia y una intoxicación informativa”, dice el master en Sociedad de la Información.

Los cambios derivados del uso de las tecnologías van concretando su demanda de nuevas habilidades y nuevos trastornos, nuevas formas de la belleza, nuevas caras de la aberración. Las palabras 'cambio' y 'nuevo' son las claves para colonizar el nuevo mundo, o acaso la galaxia de reciente creación cuyas estrellas son esos cambios por alcanzar, esas promesas de una vida y un pensamiento menos limitados, menos humanos quizá, que conduzcan a una etiqueta, esta sí, definitiva.

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