El rotario Jorge Aufranc (con camisa azul) supervisa la entrega e instalación de hornillos para la cocina de la escuela Rancho Alegre en Guatemala. La Organización Mundial de la Salud estima que durante el año 2012 se produjeron 4.3 millones de muertes por la contaminación del aire en espacios habitados.
Tras décadas soñando con viajar al Himalaya, el rotario George Basch visitó por primera vez la zona en 2001, cuando contaba con 64 años de edad. Socio del Club Rotario de Taos-Milagro en Nuevo México (EE.UU.), Basch quedó impresionado y transformado por la experiencia.
"Mis expectativas eran muy altas, pero fueron ampliamente superadas", recuerda.
Sin embargo, uno de los aspectos menos agradables de su estancia fue la contaminación causada por el humo que observó en los hostales y viviendas que visitó durante su estancia. En la zona, muchas familias utilizan hornillos primitivos o, en algunos casos, cocinan directamente sobre un fuego abierto.
Basch explica que el efecto es como el de estar sentado junto a una hoguera y respirar el humo que el viento te echa en la cara. "Como resultado comienzas a toser y te lloran los ojos", explica. Además, en algunas casas es peor, ya que utilizan como combustible excrementos secos de yak.
El humo no es sólo molesto sino peligroso. La Organización Mundial de la Salud estima que en 2012 la contaminación del aire en espacios habitados causó 4.3 millones de víctimas mortales en hogares que cocinan con hornillos de carbón, madera o biomasa. Más de la mitad de estas víctimas son niños menores de cinco años de edad. Un experto explica que cocinar sobre un fuego abierto es como fumar 400 cigarrilos por hora.
Tras visitar la zona de nuevo en 2009, Basch decidió que tenía que hacer algo al respecto. Lo bueno es que el problema podía solucionarse con relativa facilidad con la instalación de hornillos de combustión limpia.
Basch, ingeniero de profesión, localizó uno de estos hornillos fabricado por una compañía de Colorado y se reunió con sus diseñadores para determinar si podría emplearse con éxito en Nepal. Así nació el Himalayan Stove Project, el cual comenzó sus actividades entregando a familias nepalíes cuatro docenas de estos hornillos en 2010. Cuando Basch visitó Nepal al año siguiente, comprobó que la iniciativa había sido bien recibida por todos los beneficiarios.
Hasta la fecha, el proyecto ha entregado más de 3,000 hornillos. Por cada contribución de US$ 100, el Himalayan Stove Project adquiere, transporta e instala un hornillo en un hogar nepalí. Puesto que algunos de los beneficiarios viven en áreas remotas, los hornillos han de ser transportados en helicóptero y luego cargados en hombros, a veces durante días, hasta llegar a su destino final.
Cada familia que recibe uno de estos hornillos ofrece un servicio o realiza una contribución a cambio. Algunas familias aportan su tiempo a las actividades de un centro comunitario, mientras que otras adquieren suministros para una escuela o clínica local. En una comunidad, las familias beneficiarias pagaron pequeñas cuotas y el dinero recaudado se dedicó al lanzamiento de un programa de microfinanzas.
Basch espera que el proyecto reciba el apoyo de clubes rotarios de todo el mundo. Su club fue el primero en realizar una contribución y numerosos rotarios de otros clubes también han contribuido.
Basch colabora con rotarios nepalíes. El pasado mes de febrero, el Club Rotario de Tripureswor, Kathmandu, colaboró en la entrega e instalación de 90 hornillos en la aldea de Gamcha. Cuando los rotarios volvieron a la aldea para entrevistar a los beneficiarios, estos comentaron que los nuevos hornillos utilizan menos combustible y cocinan más rápido.
Estos comentarios positivos refuerzan la determinación de Basch y le empujan a mejorar las vidas de tantas personas como pueda. "Sólo en las montañas de Nepal se necesitan un millón de hornillos", explica. "Sería maravilloso si pudiéramos entregar uno a todas las personas que lo necesitan".
"ILUMINEMOS ROTARY".
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