John Dee era dueño de la mejor y más grande biblioteca de su tiempo.
En ella había libros escritos en todos los idiomas conocidos, y en otros que apenas empezaban a conocerse.
De todas partes de la Europa venían sabios a leer o consultar esos volúmenes. Dee les abría las puertas de sus colecciones, y los visitantes saciaban en ellas su sed de sabiduría.
Cuando iban a regresar ya a sus países John Dee les decía:
-Ven mañana, para que te muestre mi libro mejor.
Acudían los sabios. El filósofo les presentaba a su mujer:
-Ella es mi mejor libro, el más bello, aquél donde más cosas he aprendido.
Algunos no entendían lo que John Dee les decía. Y comentaba él:
-Si no entienden esto es que no entienden nada.
¡Hasta mañana!...