La calzada que lleva al palacio ducal está flanqueada por estatuas de mármol. Se dice que las talló un discípulo de Bernini.
El viajero hizo el largo trayecto desde París a Sienne para mirarlas. Las efigies tienen la altivez y frialdad del material de que están hechas. Representan principalmente sátiros y ninfas de la edad antigua, pero entre ellas hay también imágenes más nuevas, de príncipes y cardenales.
Esa noche el viajero no pudo conciliar el sueño en el pequeño hotel al que llegó, y salió a caminar por la calzada. Eran quizá las 3 de la mañana. Se sorprendió al ver que los pedestales de las esculturas estaban vacíos. Entró en el bosque de tilos, pues escuchó voces y risas. Bajo los árboles corrían las ninfas perseguidas por los sátiros, y también por los príncipes y los cardenales. Ellas se dejaban alcanzar, y todos se entregaban a deliquios paganos a la luz de la luna.
Al día siguiente el hotelero le preguntó al viajero si había dormido bien. Él contestó que sí. De regreso pasó otra vez por la calzada, y vio a las estatuas en su pedestal, altivas como el mármol, y como el mármol frías.
¡Hasta mañana!...