La que voy a contar es una historia de amor.
Quiero decir que es una historia de locura.
De locura de amor.
Se llamaba Aixa, y era la mujer más bella de oriente.
Cuando paseaba por la playa las aguas del mar se oscurecían: Tomaban el color de sus profundos ojos negros. Cuando hablaba todas las aves del mundo rompían a cantar. A su paso florecían los rosales, y las rosas perfumaban más.
El sultán de Bagdad se prendó de ella. Aixa le dijo que pasaría una noche con él si le daba la mitad de su reino. El sultán, loco de amor, accedió a la demanda de la hermosa.
-¡Eres un necio! -le dijo después su madre llena de ira.
-Tienes razón -reconoció, triste, el sultán-. Debí haberle dado todo mi reino. Así habría podido pasar dos noches con ella.
¡Hasta mañana!...