Malbéne se da a sí mismo el título de "francotirador de la teología". No es de extrañar, entonces, que con frecuencia irrite a sus colegas. Leamos uno de sus últimos textos:
"... Algunos hombres y mujeres de religión han actuado como si Dios hubiese hecho el alma, y el demonio el cuerpo. Han visto en su cuerpo un enemigo al que hay que castigar continuamente para reprimirlo. Lo han golpeado hasta hacerlo sangrar, lo han punzado con cilicios y espinas, lo han sometido a toda suerte de privaciones, sacrificios y mortificaciones. Y ¿no es acaso el cuerpo el templo del Espíritu Santo? ¿No es también, como el alma, obra de Dios?...".
Añade el controvertido teólogo:
"...Debemos respeto a nuestro cuerpo en la misma medida que lo debemos a nuestra alma. Ambas entidades son creación divina, y por tanto sagradas las dos. Atentar contra el cuerpo es dañar al espíritu, y es también hacer agravio a la obra del Padre...".
Hay quienes dicen que Malbéne es un radical. Contesta él: "Lo soy. Siempre procuro ir a la raíz".
¡Hasta mañana!...