Me habría gustado conocer a Zoltán Kodály, músico de Hungría.
Recogió con entrañable amor la música del pueblo, y en ella encontró la inspiración para su obra.
Su primer matrimonio duró 48 años. Fue feliz con su esposa. Le dedicó canciones y poemas. Murió ella. Un año después Kodály casó con una joven discípula suya. La muchacha, de 19 años, se llamaba Sarolta. Él tenía ya 77. Cuando se le declaró le preguntó con una sonrisa:
-¿Quieres ser mi viuda?
Vivieron juntos siete años igualmente felices, hasta la muerte de él, a los 84. Momentos antes de morir el artista le tomó la mano a su joven desposada y le dijo mirándola a los ojos:
-Gracias.
Me habría gustado conocer a Zoltán Kodály. De él aprendí que al final de su vida todo hombre debe tener alguien a quien decirle: "Gracias".
¡Hasta mañana!...