Llegó el otoño y dijo con neblina: "Aquí estoy".
Me gusta este amable visitante que anuncia el descanso de la tierra después de la inquietud primaveral y las fatigas veraniegas. El otoño es como un grato bostezo que precede al sueño del invierno.
Ahora mi mundo es color de oro. Los árboles, antes de desnudarse para dormir, se visten de anaranjado y ocre. No temo la llegada del invierno, pues gocé los días primaverales y recogí los frutos del estío. Tras el invierno vendrá otra primavera. No la conozco -no conocía tampoco la que viví-, pero estoy cierto de que llegará. Siempre llega una nueva primavera.
Por hoy disfruto de mi otoño. Estoy juntando mis recuerdos para recordarlos luego, cuando me llegue el tiempo en que lo único que podré hacer será recordar lo que hice y arrepentirme de lo que no hice. Llegarán esos días invernales, y los recibiré con el mismo ánimo sereno con que ahora escucho al otoño que me dice: "Aquí estoy".
¡Hasta mañana!...