Adán y Eva desobedecieron al Señor.
Luego Caín mató a Abel.
En seguida los hombres cayeron en la maldad. En su soberbia construyeron la torre de Babel.
Después vino lo de Sodoma y Gomorra.
Sucedió lo de Esaú, que tontamente vendió su herencia por un plato de lentejas.
En fin, una serie inacabable de estupideces y maldades.
Dos monos veían todo aquello. Dijo uno meneando la cabeza:
-¡Qué malos y qué tontos son los hombres!
-Sí -contestó el otro-. Y lo peor es que nos echarán la culpa de sus crímenes y sus necedades: Van a decir que descienden de nosotros.
¡Hasta mañana!...