El Funcionario del Estado se colocó frente al espejo.
Arrugó el ceño, endureció su gesto y dijo luego:
-¡Grrr!
Se alejó un poco, y en seguida se volvió a poner ahí. Cerró los puños e hizo:
-¡Arrgh!
De nuevo se retiró unos pasos, regresó, se plantó otra vez ante el espejo y exclamó con mirada fiera:
-¡Ughhh!
Hizo todo eso porque El Más Alto Funcionario del Estado había hecho llamar a Los Funcionarios del Estado y les había dicho:
-En estos tiempos es muy necesario sentir indignación. Vayan ustedes a ensayar. Los quiero a todos indignados.
¡Hasta mañana!...