Me habría gustado conocer a Sir Ralph Richardson, extraordinario actor inglés, el primero en recibir el título de noble "por sus grandes servicios a la escena".
Tenía genio e ingenio ese señor. Solía decir: "Ser actor consiste en saber soñar a una voz de mando". En cierta ocasión se vio obligado, por su contrato laboral, a actuar en la obra de un autor mediocre. A la mitad de uno de sus parlamentos se interrumpió de pronto, fue hacia el proscenio y preguntó con voz ansiosa: "¿Hay un médico en la sala?". Un espectador se puso en pie. Le preguntó Sir Ralph: "¿Verdad, doctor, que esta obra es muy mala?".
Ser actor es dejar de ser tú todas las noches para ser alguien diferente a ti. El teatro, como toda forma de arte, es una mentira que dice la verdad. Por eso me habría gustado conocer a Sir Ralph Richardson: sabía que el teatro es más real que la vida, esa cosa tan teatral.
¡Hasta mañana!...