El Funcionario del Estado hizo llamar al señor equis y le ordenó:
-Ve allá.
El señor equis, tembloroso, se atrevió a preguntar:
-¿A dónde?
El Funcionario del Estado se dignó responder:
-Allá.
Lleno de angustia clamó el señor equis:
-¿Dónde es allá?
Dijo El Funcionario del Estado:
-Allá es allá.
El señor equis gimió desesperado:
-¡No sé dónde es allá!
El Funcionario del Estado replicó:
-Eso no importa. Vayas a donde vayas no irás a ningún lado.
¡Hasta mañana!...