'¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!'
Así gritaba aquel pastor.
Sus compañeros corrían desalados a dar protección a sus ovejas, pero el lobo no venía: El pastor mentiroso los había engañado.
Y así una y otra vez:
"¡Qué viene el lobo!".
Y el lobo no venía.
Una tarde llegó a la majada un hombre de la ciudad. Vestía ropa de lujo y viajaba en automóvil caro. Preguntó por el pastor, y lo llevaron ante él. Le dijo:
-He sabido que eres muy mentiroso, que engañas siempre a los demás, que nunca dices la verdad.
El pastor tembló al oír esas palabras. Seguramente aquel señor venía a castigarlo. Pero entonces le dijo el visitante:
-¿No te interesaría venir conmigo a la ciudad? Soy propietario de un partido, y veo en ti muchas cualidades para la política.
¡Hasta mañana!...