'Cantando la cigarra pasó el verano entero'
Cuando llegó el invierno su canción cesó, pues la cigarra sintió hambre y no tuvo nada que comer.
Buscó a la hormiga, que había trabajado todo el año y tenía colmados sus graneros, y le pidió un poco de pan. A cambio, le dijo, le cantaría una canción. Respondió la hormiga:
-No me gustan las canciones.
Eso sucede siempre: a los que trabajan sin saber por qué no les gustan las canciones.
La cigarra se alejó con tristeza. Caía ya la noche, y entonó una hermosa canción. Los cocuyos la escucharon. Compartieron su pan con la cigarra, y ella compartió con los cocuyos sus canciones.
Quienes recuerdan esa noche dicen que nunca la cigarra cantó más bellamente, y que jamás los cocuyos dieron más radiosa luz.
¡Hasta mañana!...