Casi todos los hombres quisieran ser don Juan, y casi todas las mujeres son una doña Juana.
Dicho de otra manera: la seductora es ella, y el seducido él.
Llegó don Juan al Cielo. Ahí le preguntó San Pedro, el portero celestial:
-¿Qué hiciste tú en la vida?
Respondió con orgullo el amador:
-Seduje a mil mujeres.
-Qué extraño -comentó San Pedro tras consultar sus libros-. Aquí hay mil mujeres que confiesan haber seducido a don Juan.
Lo dicho: en todos los hombres hay el espíritu de un don Juan, pero en todas las mujeres hay el cuerpo de una doña Juana.
¡Hasta mañana!...