El Encargado de la Recaudación de Impuestos hizo llamar al señor equis y le dijo:
-Ve.
Preguntó el señor equis, temeroso:
-¿Ve de ver, o ve de ir?
Se dignó responder El Encargado:
-Eso tú deberás averiguarlo.
Desde ese día el señor equis vive en estado de permanente confusión. Si ve, El Encargado de la Recaudación
de Impuestos lo castiga por no ir. Si va, el Encargado lo castiga por no ver. Buscó la manera de ir y ver al mismo tiempo, pero no lo consiguió. Cuando va, El Encargado le dice: “Ve”. Cuando ve, recibe una severa multa por no haber ido.
La vida del señor equis se ha vuelto una confusión total.
El Encargado de la Recaudación de Impuestos, en cambio, está contento. Dice:
-En eso consiste nuestra labor: En mantener a los contribuyentes en estado de permanente confusión.
¡Hasta mañana!...