En una soledosa quinta sevillana vivía Don Juan con su señora los años de la madurez. Plácida y sosegada era su vida. Había renunciado ya a todo devaneo; los pecados que cometió en la juventud quedaron en el olvido, ni siquiera en el remordimiento.
Doña Elvira, la esposa de Don Juan, hizo poner una lámpara de aceite en la calleja que daba al soportal.Yes que por la noche llegaban ahí las parejas de novios, y al amparo de las sombras nocturnas sedaban el ardor de sus amores.
Sucedió, sin embargo, que alguien apagaba todas las noches esa lámpara. Doña Elvira, irritada, hizo que un criado vigilara la calle, a fin de descubrir al que apagaba aquella luz que estorbaba el amor de los enamorados.
Pasaron los días, y las noches pasaron. El criado le dijo a su ama que no había podido encontrar al culpable de los apagamientos. ¿
Cómo decirle que quien apagaba la lámpara era Don Juan?
¡Hasta mañana!...