Después de muchos años de buscarla, John Dee encontró por fin la piedra filosofal, que convierte en oro todo lo que toca.
A nadie dijo de su hallazgo, pues había oído hablar de un monarca de Oriente que, aunque era inmensamente rico, ansiaba tener más riquezas. Haría el viaje hasta su reino y le vendería la piedra. Con eso él mismo sería rico para siempre.
Hizo el viaje, pues, John Dee. Cuando llegó a su destino encontró que el reino de aquel monarca estaba desolado. Su pueblo estaba en la pobreza y sufría hambre; los campos, antes florecientes, eran ahora un páramo, un erial.
Se presentó John Dee ante el soberano y le dijo:
-Traigo conmigo la piedra filosofal, que convierte en oro todo lo que toca. Te la entregaré si me das la décima parte de tu reino.
Le respondió el monarca:
-Todo mi reino te daré si me traes una piedra que todo lo que toque lo convierta en agua.
¡Hasta mañana!...