El rey Cleto había oído decir que el mundo era redondo.
Como él quería ser distinto a todos emitió un real decreto por el cual ordenaba al mundo que en los confines de su reino fuera cuadrado.
Eso, naturalmente, alarmó a los sabios de los otros reinos. Si en unas partes el mundo era redondo, y cuadrado en otras, aquello causaría una gran confusión. Así, acudieron a la presencia del rey Cleto, y el sabio de mayor autoridad le dijo:
-Señor: queremos hacer de tu conocimiento que el mundo no es cuadrado. Es redondo como una pelota.
El rey Cleto se dio por enterado, y al siguiente día emitió otro real decreto por el cual ordenaba que en los confines de su reino las pelotas fuesen cuadradas.
¡Hasta mañana!...