El Señor hizo a febrero, e hizo a marzo.
Ambos meses los hizo volubles, caprichosos, tornadizos, llenos de cambios no anunciados. Soplaba el aire un día; llovía el otro; caía una tormenta de repente; brillaba luego el Sol...
-¿Por qué hiciste así a febrero y marzo? -le preguntó Adán.
Dijo el Señor:
-Estoy ensayando para hacer a la mujer.
El Creador hizo a abril, e hizo a mayo.
Ambos meses los hizo plácidos, tranquilos, llenos de luz y de calor, colmados de bellezas inefables. Hubo en ellos fuerza de amor, palpitación de vida, música de un ave y aroma incitante de una flor.
-¿Por qué hiciste así a abril y mayo? -le preguntó Adán-.
Dijo el Señor:
-Estoy ensayando para hacer a la mujer.
¡Hasta mañana!