El viajero cruza en su automóvil las llanuras del norte de Coahuila. A su paso lo saludan las palmas que habitan estas tierras. Los mormones las conocieron en su peregrinación por el desierto, y las llamaron "Joshua tree", el árbol de Josué. Vieron en ellas semejanza con el varón que alzaba los brazos cuando clamaba a Dios.
Empiezan ya las palmas a mostrar su flor. Cada una es como un penacho blanco. A la llegada de la Semana Santa el valle parecerá un ejército de guerreros que marchan con su airón al aire.
Las mujeres campesinas, a quienes la necesidad ha hecho sabias cocineras, preparan un guiso muy sabroso con los pétalos de la flor de palma Platillo de Cuaresma, se disfruta en este tiempo con los cabuches, los chicales y otras delicias del desierto del noreste.
¿Dije "desierto"? Dije mal. Jardín florido es el desierto para el que sabe ver. Y para el que sabe comer es generosa mesa que ahora ofrece sus galas a la golosa gula del viajero.
¡Hasta mañana!...