John Dee escribió un libro.
Dijo:
-En él puse todo lo que sé.
Sus discípulos esperaban con ansiedad la aparición del volumen, pues Dee era el pensador más insigne de su tiempo, superado quizá sólo por Erasmo. Lo esperaban también los maestros de las universidades europeas, los obispos, los cardenales de Roma. El Papa mismo aguardaba con interés la obra.
Apareció finalmente el libro.
En el volumen no había una sola palabra.
Sus páginas estaban en blanco.
Explicó Dee:
-Ya había anunciado yo que en el libro puse todo lo que sé.
¡Hasta mañana!...