Desde lo alto el Señor se divertía escuchando las explicaciones que los hombres daban acerca del universo de lo creado.
Oyó primero la explicación de un teólogo. Aunque no la entendió muy bien no le pareció tan mal.
Oyó después la explicación de un científico.
Llamó el Señor a un ángel y le preguntó:
-¿Quién es ese hombre?
El ángel consultó sus libros y luego respondió:
-Se llama Darwin. Charles Darwin.
Dijo entonces el Señor:
-Él me explica mejor.
¡Hasta mañana!...