-Abróchame los zapatos, mami.
-Ya voy, ya voy. Deja que termine primero de vestir a tu hermanita. ¿O acaso piensas que tengo cuatro manos?
Ese diálogo entre madre e hijo, con pequeñas variaciones sobre el tema, debe haberse repetido en todos los idiomas del planeta.
Darwin concibió su teoría de la evolución, y después de muchas observaciones la dio por validada.
Hubo quienes la impugnaron, algunos con razonamientos que pretendían ser científicos, los más por motivos meramente religiosos.
Yo, que no soy científico ni hombre de religión, tengo mis dudas sobre la tesis darwiniana.
Si la teoría de la evolución fuera verdadera, si en efecto los seres vivos evolucionaran conforme a sus necesidades y a su medio ambiente, desde hace mucho tiempo todas las mamás del mundo tendrían cuatro manos. ¡Hasta mañana!...