Don Abundio no es hombre de saber: Es hombre de sabiduría.
El saber puede aprenderlo cualquiera en una escuela. En cambio la sabiduría la aprenden sólo algunos en la vida.
Muchas cosas podría yo contar de don Abundio. Si no las cuento todas es porque el viejo finge disgustarse cuando hago el relato de sus socarronerías, y me dice que me va a cobrar derechos. Las cuento de cualquier modo, pues sé bien que en el fondo eso le gusta.
Miren ustedes esta ocurrencia, por ejemplo.
Un hijo suyo se quejaba porque había tenido cinco hijos varones, y la niña qué él y su esposa anhelaban no llegó.
-No te mortifiques, hijo -lo consoló el viejo-. Así como estás tienes solamente cinco pitos que cuidar. Si tuvieras una hija tendrías que cuidar todos los pitos del rancho.
-¡Viejo pelado! -lo reprende doña Rosa, su mujer.
Yo me río por lo bajo, y ella me dice:
-Y usté también, que le da por su lado.
¡Hasta mañana!...