- ¿Quién eres tú que me preguntas quién soy yo?
- Una noche, hace ya mucho tiempo, oí por primera vez tu voz, y desde entonces no he dejado de escucharla.
- "¿Quién eres?" -me interrogas una y otra vez.
- Noche tras noche repites la pregunta, la misma siempre, siempre igual:
- "¿Quién eres?".
- Y yo no puedo contestar, porque no sé quién soy.
- Sin embargo, cada noche vuelves a preguntar con terquedad:
- "¿Quién eres?".
- Ahora ya sé.
- Ya sé quién eres tú.
- Ya sé quién es el que cada noche me pregunta quién soy.
- Soy yo.
¡Hasta mañana!...