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Mireles

Diálogo

YAMIL DARWICH

Juan Manuel Mireles Valverde, líder del Consejo General de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán, sufrió un accidente al caer su avioneta y le diagnosticaron fracturas de mandíbula, lesiones y excoriaciones varias.

Ya desde años atrás había llamado la atención a través de las redes sociales, denunciando la anarquía existente en el estado de Michoacán y las ofensas que sus habitantes sufrían por los narcotraficantes.

Mireles es un personaje controvertido: comparado con Zapata en su ideario de defensa de los desvalidos y denunciado por tener intereses políticos y económicos ocultos. Señalado por haber estado preso en Uruapan y Morelia, a fines de los años 80 y principios de los 90, por delitos contra la salud y de haber formado parte de un autogobierno en el penal de la capital michoacana, así como asociado con peligrosos delincuentes; al quedar en libertad emigró a California, enrolándose en el PRD a través de los clubes de migrantes, llegando a ser candidato al Senado.

Conocido en la Tierra Caliente de Michoacán por ser médico general de la Clínica de Salud de Tepalcatepec con una historia cargada de romanticismo al pretender ser una versión moderna del Robin Hood, que defiende a los pobres de las injusticias de los malos, los narcotraficantes conocidos como Caballeros Templarios. Según decires, por años se transportó en una camioneta cargada de medicamento para atender a los enfermos más necesitados y según la historia contada, platicando con un grupo de amigos cazadores, sabedor de violaciones sexuales cometidas por los malvados, decidió ponerles un alto y formar su propio ejército.

A los ingredientes de la historia habrá que agregar un Gobierno estatal incapaz para dar seguridad a la población, ineficiente y en el peor de los casos imposibilitado para reaccionar. Luego del tinte dramático del accidente aéreo del héroe prefabricado, que lleva a la elucubración, provoca la reacción del gobierno federal ofreciéndole atención médica privilegiada y seguridad personal, ante el temor de que se transforme en bandera de un movimiento incontrolable.

El caso Michoacán es extremo, mas no único; otros, como Guerrero, Oaxaca, Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila o Durango siguen sus pasos, aunque el grado de profundización sea menor, sí presentan un estado de evolución hacia la gravedad extrema.

Es la evidencia de las consecuencias de un gobierno incapaz o desinteresado por atender un problema social, que fue creciendo hasta devorarlo; el sistema creó "a su propio monstruo" que ahora debe contener o dejar abierto el camino a otros con soluciones efectivas. Fausto Vallejo es sólo el último eslabón de la larga cadena de culpabilidad que se ha presentado a lo largo del territorio nacional.

En Michoacán, aunque los voceros oficiales traten de negarlo, se vive la ingobernabilidad consecuencia de la ineficiencia, el desinterés politiquero hacia el bien común y la inconformidad ante la injusticia social y la corrupción. Una clara manifestación es el recibimiento dado por algunos pobladores a los autodefensores, quienes con aplausos y gritos de apoyo muestran su esperanzada alegría.

Es una guerra civil que no quieren reconocer como tal las autoridades mexicanas y que al ver llegar la total pérdida de control por parte del gobierno estatal, el federal decidió actuar, calculando que era mayor el daño del ejemplo anárquico dado por los "mireles" creados, que el recibido por la costosa e impopular aplicación de la ley.

Curiosamente, a pesar de lo sabido por los antecedentes históricos, los procesos sociales se repiten y las autoridades reaccionan tardíamente y con el pago de un precio muy alto: la muerte de inocentes y el empobrecimiento de las mayorías.

El aprendizaje deberá aplicarse en la atención a la problemática en otros estados federales, donde aún hay posibilidades de rescatar la mayor parte del bien social, requiriendo algo difícil de encontrar: el atrevimiento de los políticos para arriesgar su carrera personal en aras del beneficio común, que además les traería el consecuente ascenso en la escala de la administración pública.

Requiere el rompimiento rotundo con los grupos de poder y sus intereses, cuidando la aparición de otros nuevos; según lo aprendido en la historia del mundo, recordará que esos líderes recibieron el apoyo de las mayorías con las que enfrentaron a sus opositores; claro, también deberán presupuestar el sacrificio y hasta el martirio por la causa.

Sé que compliqué tremendamente las posibilidades de que aparezca alguien con tal actitud y liderazgo para que el sueño deje de ser una utopía.

El refrán popular mexicano dice "cuando veas las barbas del vecino cortar, pon las tuyas a remojar" que bien podría extrapolarse a: "cuando ves lo que sucede en Michoacán, prepárate porque puede suceder en tu estado"; también le recuerdo a Diógenes, deambulando bajo los rayos del sol con su lámpara encendida buscando un hombre. Creo que los mexicanos aún no lo encontramos. ¿Qué piensa?

ydarwich@ual.mx

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