Así define Eduardo Galeano, -periodista y escritor uruguayo- al futbol en su libro "El futbol a sol y sombra", texto para disfrutar y que viene como anillo al dedo ahora que pasamos una embriaguez más con el equipo local que "cayó con la cara al sol", rompiendo ilusiones de seguidores apasionados y despertando nuevas expectativas con más promesas de entretenimiento y consumo. ¿Ya imaginó la nueva camiseta del Santos?
Del texto de Galeano le comparto ejemplos de lo que significa la pasión y el oportunismo de los humanos:
En plena Primera Guerra Mundial, "un capitán inglés se lanzó al asalto pateando una pelota. El capitán Neville saltó del parapeto que lo protegía, y corriendo tras la pelota encabezó el asalto contra las trincheras alemanas".
Del uso social y político que le dan los gobernantes y clases dominantes relata: "Silvio Berlusconi prometió que salvaría a Italia como había salvado al Milán" y nos comparte el dato histórico "del monumento que recuerda, en Ucrania, a los jugadores del Dinamo de Kiev de 1942. En plena ocupación alemana, ellos cometieron la locura de derrotar a una selección de Hitler en el estadio local. Les habían advertido: -Si ganan, mueren". Y murieron fusilados, pero con la camiseta bien puesta.
Recuerde cómo nuestros politiqueros se promocionan en las pantallas instaladas a los lados de la cancha, con una desparpajada demostración de derroche económico y desvergüenza personal.
Más adelante, Galeano escribe: "durante la guerra de España, dos equipos peregrinos fueron símbolos de la resistencia democrática. Mientras el general Franco, del brazo de Hitler y Mussolini, bombardeaba a la República Española, una selección vasca recorría Europa y el Club Barcelona disputaba partidos en Estados Unidos y México". Recaudaban fondos para la causa.
Claro que algunos jugadores hicieron las Américas: "Con varios vascos se formó, en México, el club España". (...) Isidro Lángara, debutó en el futbol argentino en 1939. (y en México) encabezó la tabla de goleadores de 1945 en el campeonato local".
La memoria es más fresca tratándose del futbol; tal vez no recordemos que la Plaza de Armas de Torreón tiene como verdadero nombre "Dos de Abril" o que Cuencamé, Dgo., fue uno de los puntos de arranque para la colonización y evangelización de La Laguna; sin embargo, no hay niño que desconozca los campeonatos, triunfos o fracasos del Santos y los desfiles de festejo, aunque no sepa de las paradas deportivas y militares históricas de México.
El mismo Galeano escribe: "En Wembley suena todavía el griterío del Mundial del 66, que ganó Inglaterra, pero aguzando el oído puede usted escuchar gemidos que vienen del 53, cuando los húngaros golearon a la selección inglesa. El Estadio Centenario, de Montevideo, suspira de nostalgia por las glorias del futbol uruguayo. Maracaná sigue llorando la derrota brasileña en el Mundial del 50. En la Bombonera de Buenos Aires, trepidan tambores de hace medio siglo. Desde las profundidades del estadio Azteca, resuenan los ecos de los cánticos ceremoniales del antiguo juego mexicano de pelota. Habla en catalán el cemento del Camp Nou, en Barcelona, y en euskera conversan las gradas de San Mamés, en Bilbao. En Milán, el fantasma de Giuseppe Meazza mete goles que hacen vibrar al estadio que lleva su nombre. La final del Mundial del 74, que ganó Alemania, se juega día tras día y noche tras noche en el Estadio Olímpico de Munich. El estadio del Rey Fahd, en Arabia Saudita, tiene palco de mármol y oro y tribunas alfombradas, pero no tiene memoria ni gran cosa que decir."
Si anteriormente la receta aturdidora era "pan y circo", ahora el futbol se ha transformado en la nueva medicina.
Recuerde las danzas de millones que se disputan en el mundo; personajes como Messi, Ribéri o Neymar ocupan las noticias, generándonos curiosidad adormecedora; mientras tanto, entre nublados de información, ocurren sucesos importantes para el mundo. En nuestro caso, negociaciones sobre las reformas a leyes que modificarán al país.
Habría que ver al futbol profesional como espectáculo, donde los intereses materiales pueden llegar a sobreponerse a los deportivos; entendamos causas y razones por las que ganan y pierden los equipos y los porqués del interés de los inversionistas, más allá de las simples capacidades deportivas de jugadores y entrenadores.
Al preguntarle a un profesor amigo su opinión en referencia al futbol y la participación de otros factores ajenos a los estrictamente deportivos, me contestó: ¿conoces empresarios que arriesguen así su dinero? Otro universitario me compartía su método diciéndome: "sigue la huella del dinero".
Esperemos el Mundial de Futbol y la nueva temporada del "equipo de todos" -porque todos pagamos- como el simple entretenimiento de fin de semana, recordando que hay realidades que debemos conocer.
Hagamos conciencia de nuestra realidad y del constante lavado de cerebro al que somos sometidos.
ydarwich@ual.mx