"¿Qué es un fantasma? Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez, un instante de dolor quizás, algo muerto que parece por momentos vivo aún, un sentimiento suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar. Un fantasma, eso soy yo."
Del guión de El Espinazo del Diablo.
Vivimos de manera tan vertiginosa que no nos permitimos disfrutar el presente, planeamos el futuro y recordamos el pasado, como si fuésemos (que lo somos) máquinas de sufrimiento, cuyos reflejos pavlovianos ejercitan cada uno de los músculos del cuerpo para reaccionar ante una situación ya vivida, ya pasada, una suerte (de las malas, los gringos le dicen jinx) de sicológico deja vu constante que nos mantiene lejanos de nuestra realidad porque estamos extasiados con otro tiempo.
Esta condición nos hace convertirnos en seres de nostalgia futura, incapaces de disfrutar el hoy y el ahora y aun así evadimos nuestra realidad cada fin de semana, cada que podemos, cada que consideramos necesario porque "la vida está muy difícil".
Sin duda la felicidad es el estado cuya búsqueda es mas esquiva y nos han educado para pensar con culpa y deterioro, sin embargo, no se trata de cambiar de estilo de vida, sino meterle estilo a la misma. Precisamente es en ese momento en el que surge una de las preguntas más importantes en la vida del ser humano ¿quién soy?
Vivimos en un mundo en el que todo es efímero y pierde importancia con el paso del tiempo, los prismáticos milenarios ven muy lejos la estela de importancia de los sucesos y si a eso le agregamos que en la actualidad compartimos más información que nunca, más inmediatamente que nunca llegaremos a la conclusión más extraña, todo lo que fue ahora ya no tiene remedio.
Hoy más que nunca se debe aprender a pensar lo qué se dice y lo qué se hace antes de que llegue el momento de ejecutar una u otra, palabra o acción.
Algunos creen en la suerte, otros en el karma, unos en el destino y otros en las oportunidades, pero a fin de cuentas lo que existe son las decisiones que tomamos y el sentido que daremos a nuestro curso de acción.
Responder una agresión o reservarse la respuesta, cobrar a la mala o tener fe, la autodeterminación no sería un problema tan grande si nuestros actos no tocaran a los demás y es ahí donde se complica. Los terceros siempre serán mal tercio.
Mientras tanto sigamos trabajando día y noche en lo que amamos, la labor dignifica el pensamiento y éste trastoca al cuerpo, quitémosle peso a nuestra existencia tratando de aligerar la carga en nuestro camino por este mundo, ya que si de todas maneras, tarde o temprano vamos a morir no es tan importante…