"...quizás los siguientes días sigan siendo terribles y grises…puede ser, pero puede que no, puede que todo cambie, que los días que tienen que venir abran ventanas a la esperanza, este puede ser un buen comienzo, este puede ser un buen principio…principio de incertidumbre." Ismael Serrano
Conocer y convivir con Román Eguía ha sido un disfrute que deseo perpetuar en el tiempo. Recién llego de su taller al que tuvo la gentileza de invitarnos a mi esposa, a mis hijos y a mí y refleja la paz que transmite su persona…
Me da gusto ser su amigo.
A pesar de que me dedico de tiempo completo al social media y para mí el celular y los gadgets tecnológicos son apéndices de mi persona, hace tiempo decidí que los momentos más importantes los registraría en mi memoria y no en la cámara fotográfica de mi celular. Hacerlo así me garantiza que la huella del recuerdo quede registrada, grabada en mi memoria como lo hace Román con el bronce y el papel, momentos que ambos consideramos irrepetibles, no evolutivos, sino únicos, como si la vida, el tiempo y el espacio fueran una suerte de baúl (que no álbum) en donde, sin orden cronológico, se encuentra la existencia.
¿Y qué les puedo contar de Román Eguía? Simplemente que es un maestro, un artista imprescindible al que se debe conocer en persona y a través de su obra. A ambos nos gustan las personas que resuelven, desde un crucigrama hasta la fórmula del todo, francamente es un gusto vivir aquí, los más grandes corajes e impotencias que mi ciudad es capaz de transmitirme a veces por culpa de sus asegunes se borran a través del arte, de su vivencia, de su proceso, de su comprensión, su comunicación y sobre todo, en mi caso, su goce.
Durante mucho tiempo estuve renegando por estar aquí, buscando irme a vivir fuera de mi tierra, de la amada Comarca Lagunera. Estoy convencido de que huía de mi, de las carnes asadas repetitivas sin sentido y sin fondo, sin contenido, de esa extraña dinámica que confunde cercanía con agresión en donde burlarse del otro es demostrar "amistad" (qué estupidez) de competir en vez de convivir, de hablar del shopping y las "muchachas de quedada", de que los hombres se la pasen midiéndose los penes a través de la cartera y las amantes y las mujeres midiéndose el cerebro a través de la validación de otras pares que espejean la agresión vedada, aunque frontal y todo esto sucede en una cena de parejas, todos los fines de semana, en "eternal sunshine of the spotless mind" el personaje principal creado por Michel Gondry se pregunta fatídico al verse atrapado en una relación sin sentido mientras cena con su examada a quien ahora el odio del tedio la ha convertido en el centro de su enojo "are we the dining dead?"
Eliminar esta dinámica de mi vida, aprender a escucharme y ser fiel a mis sentimientos al no contestar el whatsapp si no lo quiero, a no ir nunca a ninguna parte en donde no quiero estar y a retirarme cuando me da mi sagrada gana, pero sobre todo a no estar con quien no quiero estar ha sido lo más beneficioso para mí y para los míos. Me encuentro muy contento y por primera vez La Laguna se siente como un lugar increíble para vivir, me encanta convivir con quienes convivo, comparto la vida con quienes quiero y amo, vivo a través de mi y de nadie más, recuerdo el final de la novela de Stephen King llamada La redención de Shawshank cuando termina Red diciendo: I hope…
