Se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras, tal vez esto sea cierto, sin embargo, a veces las imágenes carecen de contenido y si es cierto que la forma es fondo entonces el contenido dentro de un mensaje visual debe ser cuidado para el manejo de nuestras redes sociales.
La metamorfosis que muchos medios digitales experimentan nos marca una pauta a seguir hacia el contenido audiovisual y fundamentalmente el visual. Dispositivos con pantallas más grandes, tablets de mayor resolución, redes sociales digitales que privilegian la visualización de imágenes de cualquier tipo, prototipos que nos permiten combinar la realidad con una versión aumentada o superior de la misma como los Google glass, pantallas de cristal líquido que teóricamente podrían enrollarse posibilitando el surgimiento de una generación avanzada de dispositivos que nos permitan acercarnos más a un híbrido en el interactuar humano.
Los temas que hoy nos preocupan son fundamentalmente la dependencia que hemos desarrollado a nuestros dispositivos móviles que se asemejan cada día más a un asistente personal de tiempo completo. Es cierto, estamos enamorados de nuestros gadgets.
Hemos llegado al peligroso momento en donde el unfollow se entiende como una afrenta más altisonante que cualquier falta de respeto "tradicional". La personalidad de quienes conocemos se nos muestra en un scroll infinito y expréss en donde debemos decidir quién me cae bien y quién me cae mal, a quién le doy like y a quién simplemente ignoro, quién se parece mi y quién no, pero sobre todo, quiénes y cuántos me toman en cuenta.
Las redes sociales digitales, como lo dije la semana pasada, experimentan una canibalización o metamorfosis que las hará competir entre ellas no tanto por el tipo de contenido que se tenga, que será similar, sino más bien por la forma tradicional en cómo nos hemos categorizado los seres humanos. Las redes sociales digitales serán en el futuro de paga o gratuitas, enfocadas a gustos en particular o a una generación. Nuestra identidad digital no podrá ser ocultada y con base en esto accederemos a contenidos y otros nos serán ocultos. El futuro se antoja más como una realidad imaginada por Ayn Rand que por el soma de Orwell, sin embargo, ¿quiénes y qué tanto se encuentran preparados para vivir en esta aldea global que pareciera encerrarnos dentro de nosotros mismos?
La realidad supera con sofisticada elegancia siempre a la ficción. Puedo decir que debemos estar preparados para esperar lo imposible.
Charlemos de singularidad en @_TORRESBERNAL