La renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas al PRD cayó de perlas al gobierno de Enrique Peña Nieto para desviar la atención de las críticas incesantes de las últimas semanas.
Sin embargo el respiro no duró mucho tiempo porque luego de 24 horas de la dimisión del veterano político, la opinión pública retomó los temas candentes en contra de la figura presidencial.
Tanto la barbarie de Iguala que el miércoles 26 cumplió dos meses de cometida como el escándalo de la Casa Blanca de la primera dama Angélica Rivera, regresaron con fuerza a los medios de comunicación y especialmente a las redes sociales.
Se espera que el presidente Enrique Peña Nieto ofrezca este jueves 27 un mensaje a la nación en donde anunciará una serie de medidas y programas para transformar los cuerpos de seguridad y los órganos de justicia del país.
Pero a estas alturas nadie le creerá al Presidente. Luego de dos años de loas y fanfarrias a favor de reformas estructurales sin beneficios concretos para los mexicanos y a dos meses de la desaparición y presunta ejecución de 43 estudiantes, resulta harto difícil confiar en el primer mandatario.
Ya lo han dicho varios analistas. Peña Nieto se volcó a legislar con los partidos y las cámaras, pero se olvidó de gobernar a un país que está hambriento de justicia y harto de la violencia y la impunidad.
Se realizaron múltiples planes contra la inseguridad en estados como Tamaulipas, Michoacán y Guerrero, pero fueron más cosméticos que efectivos. La famosa Gendarmería se gestó de manera tardía e inconsistente mientras los militares regresaban a sus cuarteles y su lugar era ocupado por el crimen organizado.
Mientras figuras admiradas como el doctor José Manuel Mireles, fundador de las Autodefensas en Michoacán, se encuentra en prisión por delitos no contundentes, el líder de los temidos Caballeros Templarios, Servando "La Tuta" Gómez, está libre y ordenando más asesinatos y fechorías.
No le auguramos buena recepción al mensaje del Presidente ante el grave clima de inseguridad y desesperación que vive el país. Pero además los mexicanos ya estamos cansados de tanta palabrería y rollo político cuando se requieren acciones concretas, enérgicas y permanentes.
¿Cómo podemos confiar en un gobierno que declara la guerra contra el crimen organizado pero al mismo tiempo solapa a una camarilla de políticos que hicieron de Guerrero el paraíso para el crimen organizado?
Aunque no parezca el tema de la Casa Blanca es todavía más delicado y trascendente para el presidente Peña Nieto. En Iguala están inmiscuidos partidos, policías, gobiernos locales y federales. La renuncia del procurador Jesús Murillo Káram o del secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio, serían suficientes para apaciguar las aguas.
El escándalo de la lujosa residencia de Lomas de Chapultepec compete únicamente a Angélica Rivera y al presidente Peña Nieto. Ambos están involucrados y ambos tienen que afrontar la responsabilidad si quieren salir airosos de las sospechas de corrupción y enriquecimiento ilícito.
Es evidente que la explicación al aire de la primera dama dejó mucho que desear. Son demasiadas dudas y preguntas que se quedaron sin contestar.
Para colmo Peña Nieto se subió al banquillo de los acusados porque en su declaración patrimonial no incluyó las propiedades de su esposa de acuerdo a los requisitos que marca la ley. Todo hace suponer, entonces, que el primer mandatario tendrá que preparar pronto un nuevo mensaje a la nación para dilucidar las graves implicaciones que conlleva la mansión de su esposa que fue construida y financiada por el contratista Juan Armando Hinojosa, quien ganó jugosos contratos en el gobierno del Estado de México y ahora en el federal.
El drama de telenovela, pues, no ha terminado.
APUNTE EXTRA
La exitosa empresa de transporte Uber entró de nuevo en el ojo del huracán cuando uno de sus ejecutivos reveló en Nueva York que invertirán un millón de dólares en la contratación de un equipo que investigará las vidas de periodistas críticos de la compañía para desprestigiarlos… Uber ha enfrentado innumerables conflictos en el mundo con taxistas, gobiernos e incluso demandas por asalto y secuestro en contra de sus choferes.
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