Todos sabemos cómo piensa "Bibi" Netanyahu. Se tomó años desarrollando las mismas ideas en libros y artículos que escribió como funcionario en la embajada de Washington, y después como embajador en Naciones Unidas. Como primer ministro de Israel sigue obsesionado con el tema del terrorismo. Hoy resucita su creencia en un derecho divino de Israel para "defenderse", anexando a su territorio la Franja de Gaza, y rehusando ceder los territorios de Cisjordania a una autoridad internacional. (Actualmente están ocupados por una fuerza de choque de más de 350 mil inmigrantes ilegales, rusos y americanos, armados hasta los dientes. Quiere evitar que se conviertan en "20 Gazas más").
Los mexicanos conocimos esa política de fuerza bruta a manos de Estados Unidos, cuando creían que el "destino manifiesto" de lo que ellos llaman "América" era crecer arrebatando territorio mexicano. Ambas creencias provienen de una misma fuente: la arrogancia de sentirse superior a los demás.
En el caso de EU, Madeleine Albright lo reconoció abiertamente cuando declaró como secretaria de Estado de Bill Clinton que Estados Unidos era "la nación indispensable".
Netanyahu se siente más que indispensable: es, como Luis XIV, la personificación del Estado de Israel. Toca las tonadas de Washington como virtuoso del violín, porque conoce de memoria la vida americana. Posee títulos de MIT y Harvard, habla inglés con acento de Filadelfia y le gusta cortejar a demócratas y republicanos. Es casi seguro que tenga presentes en todo momento las sabias palabras de Anwar Sadat: "en el caso de Israel, desde la hogaza de pan hasta los Phantom Jets de combate provienen de Estados Unidos".
Como consecuencia del actual conflicto en la Franja de Gaza murieron 373 niños palestinos, mientras Netanyahu iba por el mundo promoviendo la necesidad de asegurar la "supervivencia" de un Estado que posee la bomba atómica, se muestra cada vez más militarizado y está siempre en pie de guerra. Este "halcón", de la misma calaña de Ariel Sharon, le dio rienda suelta a las fuerzas de defensa israelíes (FDI) para "perseguir terroristas" de Hamas y sellar los túneles que supuestamente sirven para abastecerse y atacar a la población civil en Israel. Con eso, el Premier desató la debacle: volvió a tomar la franja de Gaza, donde aniquiló, además de los niños, a mil 900 adultos. Por encima de las víctimas el halcón destruyó la infraestructura de Gaza: escuelas, oficinas y caminos cayeron bajo el fuego de las bombas y el peso de tanques que recordaban las divisiones panzer de Erwin Rommel.
Pero esta vez algunos vaticinan el fin de la administración de "Bibi" Netanyahu. Un editorial del diario "Haaretz" lo anunció la semana pasada: "la cuenta regresiva de Netanyahu ha comenzado…" Y el autor, Yoel Marcus, asegura que no existe mayor peligro para un país "que un primer ministro que va de salida…".
Hace 12 años escribí que Israel jamás regresaría los territorios ocupados de Cisjordania y la Franja de Gaza, y que continuaría controlándolos y expandiéndolos con cualquier excusa que tuviera visos de credibilidad ("La Jornada" 12/04/02). Sin el territorio de Cisjordania la defensa de Israel se vuelve vulnerable: 16 kilómetros de ancho, y una fila interminable de pequeños puertos alineados como hormigas a la orilla del Mediterráneo: Haifa, Neve Yam, Caesaria, Hadera, Netanya, Tel Aviv… Todos a 10 o 20 minutos de vuelo de los jets militares de Siria, Irak, Jordania y Arabia Saudita… Por eso cualquier excusa es buena para mantener la presión militar.
En días pasados el ministro del Interior se enfrentó con Netanyahu. Le recordó que "el único propósito" de la operación autorizada por el parlamento había sido derrocar al régimen de Hamas. Trágicamente, para desgracia de los palestinos, Netanyahu se extralimitó…
http://jorgecamil.com (Analista político)