Cuestionada. La ayuda humanitaria de Rusia ha sido severamente cuestionada y vigilada por Estados Unidos.
Vehículos militares rusos entraron a territorio ucraniano durante la noche, indicaron ayer viernes la OTAN y Ucrania, mientras que el presidente ucraniano Petro Poroshenko informó que la mayoría de ellos fueron destruidos por sus tropas, aunque el gobierno ruso negó todo.
No obstante, la información generó temor en los mercados financieros y opacó el optimismo generado tras alcanzarse un acuerdo para que un convoy ruso de ayuda humanitaria llegara al este de Ucrania.
El convoy, conformado por más de 250 camiones, ha sido una fuente de conflicto desde que Moscú lo lanzó el martes. Kiev y Occidente sospechan que esa misión puede ser un pretexto para una invasión armada por parte de Rusia en el este de Ucrania, donde las fuerzas del gobierno combaten contra separatistas prorrusos y luchan por apropiarse de terreno en poder de los rebeldes.
Desde abril, cuando la crisis en el este de Ucrania estalló, ha habido numerosas acusaciones de que Rusia fomenta o dirige la rebelión.
Moscú rechaza los señalamientos y el envío del convoy podría tener el objetivo, al menos en parte, de mostrar que Rusia tiene interés en enfriar el conflicto.
El presidente Vladimir Putin pareció reforzar esa percepción en un discurso que dio el jueves y en el que dijo que Rusia tiene esperanzas de que la paz regrese a Ucrania.
Se desconoce qué beneficios tendría para Rusia enviar una columna militar cuando la atención mundial está puesta en sus esfuerzos por enviar el convoy a Ucrania.
Algunos periodistas extranjeros informaron que vehículos blindados de transporte de tropas fueron vistos cruzando hacia Ucrania la noche del jueves.