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Niñeras del siglo XXI

¿Cómo encontrar a la adecuada?

Niñeras del siglo XXI

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Martha Acela Medina

Los antecedentes históricos de la puericultura datan de la época precortesiana. En Mesoamérica, el cuidado de los niños comenzó a practicarse a partir de la Conquista entre los aztecas, mayas, toltecas y chichimecas, quienes llamaban a las cuidadoras «piedra de jade» o «flor pequeña».

Existen grandes diferencias entre contratar a una persona dedicada a las labores del hogar, ya sea como encargada de la limpieza o niñera, y encontrar a un profesionista especializado en el cuidado de los menores.

Por otra parte, este servicio profesional puede resultar costoso. Cuando no se cuenta con los suficientes ingresos como para pagarlo, se recomienda inscribir al bebé en una institución que sea atendida por profesionales en puericultura, quienes se encargarán del desarrollo y la crianza del infante, favoreciendo su desarrollo biopsicosocial, que se configura entre el nacimiento y los cuatro años de edad.

Las características de un puericultor, que por lo general son mujeres, están encaminadas al desarrollo de habilidades para el cuidado de un bebé. Por ejemplo, deben mostrar dedicación por los niños, atención y observación de sus conductas, paciencia, conocimientos médicos, farmacológicos y desarrollo infantil; conocimientos de terapia ocupacional, recreativa y estimulación tempana; conocimientos de ludología, pedagogía, tecnología educativa y música infantil; comprender el entorno del niño, tener conocimientos de estructuras familiares, de nutrición y preparación de alimentos para bebés. Asimismo, los puericultores que administran instituciones materno-infantiles, deben tener conocimientos de administración, relaciones laborales y salud pública.

ESTABLECER NECESIDADES DE CUIDADO

Primero, hay que establecer qué es lo que se quiere para el niño. Esto es, qué tipo de cuidados, atenciones, valores, instalaciones y calidad en el servicio se desea.

Al contratar a una persona o institución para el cuidado de los hijos, los padres deben considerar que verdaderamente éstas cubran todas sus necesidades y expectativas. Después de elegir alguna, se recomienda estar en constante comunicación con las encargadas, además de observar atentamente la conducta del pequeño, para poder detectar cualquier situación desfavorable, vigilando que su desarrollo sea positivo.

FUNCIONES DE LA CUIDADORA

Al elegir a la persona o institución que se hará cargo del cuidado del niño, ésta deberá presentar un plan de trabajo por lo menos anual, en el que se establezcan las actividades para la atención, cuidado y desarrollo del niño según su edad, además de incluir un instrumento de evaluación de los objetivos planteados. Es importante que los padres también expresen sus inquietudes o necesidades para que sientan confianza y tranquilidad.

PAUTAS EDUCATIVAS

Los padres pueden establecer por escrito las reglas, roles y valores que caracterizan a su familia, con la finalidad de que exista claridad, esto le servirá como guía al puericultor, para establecer comparaciones y parámetros.

Además, un bebé que se encuentra en un medio amable, donde sus demandas son atendidas, establece relaciones sociales e interpersonales, al igual que vínculos sanos; a su vez, esto ayuda a que su desarrollo no se vea frenado o alterado. Un niño que llora, que es hostil, apático, difícil de motivar, que no se muestra curioso, pierde el apetito y tiene el sueño intranquilo, está comunicando que algo está pasando, es decir, que algo no anda bien.

¿CODEPENDENCIA?

La codependencia del infante con su niñera es uno de los riesgos que surgen cuando los cuidadores primarios del menor no cierran el triángulo de comunicación de manera adecuada, para que el bebé establezca poco a poco la diferencia entre la persona que lo cuida y lo acompaña en ausencia de sus padres, y los padres mismos. Es importante comprender que el desarrollo del niño es un proceso, por lo que este resultado se obtiene y observa a medida que el niño evoluciona y crece.

Cerrar el triángulo de comunicación consiste en establecer retroalimentación entre los cuidadores y los padres, comentar las actividades del día, cómo se comportó el bebé, qué reacciones tuvo ante algún cambio. De la misma forma, si alguna reacción no fue positiva, pensar en qué ajustes realizar y qué actitud es la más conveniente para cada una de las partes. Así, el niño irá adquiriendo estabilidad de cómo es la vida junto a sus padres, y cómo es cuando está al cuidado de otra persona.

MALTRATO Y ABUSO INFANTIL

Los niños, al igual que todas las personas, comunican constantemente. El desarrollo del infante marca como normatividad ciertos parámetros que indican el bienestar del bebé, por ejemplo, que el niño socialice de manera amable, que manifieste gestos de felicidad, que busque ser afectuoso, que su apariencia muestre signos de ser un niño sano, que manifieste gusto por su comida favorita, que tenga un sueño tranquilo y reparador o que muestre interés por sus juguetes.

Si el niño comunica con su comportamiento alguno o varios de los síntomas contrarios a los que se mencionan, y además presenta marcas físicas, no hay que detenerse para comenzar a investigar qué es lo que puede estar ocurriendo.

Ser padres es una de las responsabilidades más grandes que la vida da la oportunidad de enfrentar, hay que cumplirla y vivirla con amor desde el propio ser. Hay que prepararse para ser padres, leer, informarse, preguntar. Los hijos los agradecerán siendo felices e íntegros.

ALGO DE HISTORIA

Si bien la Conquista significó un cambio cultural, de valores y creencias, también se implementó la participación del gremio religioso debido a la aparición de una gran cantidad de niños huérfanos y desvalidos. Los religiosos fueron quienes se dieron a la tarea de educar y cuidar a los menores, encaminándolos hacia la vocación religiosa, dando lugar a la formación de «casas de expósitos» como instituciones dedicadas a la atención infantil.

Por otro lado, antes del Renacimiento, la medicina no consideraba la atención para niños. La responsabilidad del cuidado de los infantes estaba centrada en las madres y comadronas, quienes podían encontrar una guía acerca de cómo llevar a cabo este cuidado en algunos textos que existían en aquella época. Después del Renacimiento, la cultura cambió y la pediatría llegó a posicionarse como una actividad médica.

Durante la época moderna, a partir del siglo XIX, la pediatría desarrolló su base científica, principalmente en Francia y Alemania. A mitad de este siglo, comenzaron a generarse subespecialidades y disciplinas como la puericultura, que significa «cuidado de los niños», del latín pueris (del niño) y cultura (cultivo), de tal forma que esta especialidad se vale de equipos multidisciplinarios para su desarrollo.

En México, durante la época colonial, Fray Pedro de Gante fundó el primer colegio para niños llamado San Juan de Letrán. Don Vasco de Quiroga fundó el hospital y casa cuna llamada Santa Fe. Durante el siglo XVII, el interés por los niños fue relegado, sólo en Puebla se ofrecía educación para niños huérfanos en un hospital llamado San Pedro, creado por el obispo de la misma ciudad, Juan de Palafox y Mendoza. Se considera que los iniciadores de la puericultura fueron el doctor Manuel Domínguez y la señora Carmen Romero Rubio. En 1972, se crearon las primeras instituciones atendidas por puericultores.

Correo-e: marthaacelamedina@hotmail.com

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